Revisar la socialdemocracia: primeros apuntes para mi reflexión compartida

Posted on febrero 6, 2012

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Esta entrada es la elevación a artículo de una inicial reflexión en un comentario, de respuesta a mi atento lector Antonio. Cuando yo me quejaba de que la socialdemocracia es insuficiente, él me invitaba a declarar las insuficiencias de ese modelo social, económico, político, cultural. Esta es la pobre respuesta que le puedo dar por ahora a su encargo.

Mientras retrocedemos objetivamente por la pendiente de la Historia, llevados de las manos de las grandes empresas, los grandes medios y los grandes partidos, que agarran y tiran con fuerza hacia atrás, tenemos que formar el cuerpo ideológico para relanzar el progreso. Es curioso: mientras hacemos ese retorno a la intemperie de la barbarie, el PSOE en España y otros partidos del mismo origen histórico (la segunda internacional) en otros puntos de Europa se esfuerzan para que la rebaja del credo socialdemócrata clásico no se note mucho. En el plan de los tataranietos de Pablo Iglesias encontramos una socialdemocracia tan desdibujada por el neoliberalismo que no es reconocible y casi no es distinguible del neoliberalismo en estado puro. Pero lo más grave es que este PSOE sin brújula hace una aligeración de los «aburridos» principios de la socialdemocracia clásica cuando los tiempos históricos exigen una revisión de la socialdemocracia clásica hacia posiciones más socialistas y menos capitalistas-consumistas-plutocrática-granempresarial.

Reconozco que todavía mi reflexión no está suficientemente madura como para esbozarla siguiera. Por eso considero que sólo se trata de unos apuntes deslavazados. Desde luego, nuestros intelectuales están esforzándose en definir esas reformas de la suma de socialismo y democracia para un mejor porvenir. Quizá en esta oportunidad los demás también podamos participar en construir ese corpus teórico, más democrático también en su construcción, desde abajo con las sugerencias de nuestros intelectuales-musa.

Socialmente estas propuestas socialistas serán muy débiles, ya que impera el neoliberalismo inmisericorde por doquier, en forma muchas veces de individualismo, indiferencia,consumismo, narcisismo o resignación. El capitalismo siempre explotó sin piedad al mundo empobrecido. Ahora viene al mundo del consumismo popular con el anuncio de que no hay planeta para el derroche de tanto proletario. En el análisis del rumbo hacia la escasez de los recursos, parece que el neoliberalismo es la solución de las clases-con-poder para la supervivencia del sistema, un capitalismo con bienestar y lujo para unos pocos, con derecho de exclusión, una capitalismo más autoritario, más imperialista. Aunque sea en los arrabales de la sociedad, creo que los que tenemos otros valores y otra concepción tenemos que preparar nuestros programas de izquierda como alternativa. El futuro no está escrito. Allí pueden germinar proyectos que ahora caen en suelos estériles.

Empecemos.

En el comentario que ocasionó esta aventura yo afirmé que precisábamos de una «postura menos capitalista de socialdemocracia revisada». Mi interlocutor me glorificaba a los países escandinavos. Yo también pienso que los países escandinavos son los que más han avanzado socialmente. Conozco bien todos esos indicadores de igualdad, productividad, competitividad, solidaridad internacional, equilibrio presupuestario, pacifismo, incorporación de la mujer al trabajo y a la vida en general, calidad de los servicios públicos, … Lo admiro. Pero creo que el modelo debe ser revisado. Por eso usé el sintagma «socialdemocracia revisada».

¿Por qué saqué a relucir mis preferencia por una socialdemocracia revisada?. Porque se va instalando en mí la idea de que no debemos usar, como se haría en la socialdemocracia clásica, la solución keynesiana de usar el déficit para crecer, lo que se hace para crear empleo, en el que se reparten los salarios, se recaudan más impuestos para sostener las servicios públicos, …

¿Por qué revisar ese modelo?. Pienso que deberíamos desvirtuar el «crecimiento» lo más pronto posible, porque el crecimiento de la era del encandilamiento del petróleo, el uranio y el gas no es sostenible. En paralelo al agotamiento energético, tenemos el calentamiento global. Hay que buscar fórmulas de igualdad, eliminación de la pobreza, reparto de rentas… desvinculadas del crecimiento fundado en un consumismo derrochador. Y esta enmienda de la economía política socialdemócrata, aunque enunciada en un abstracto y breve  párrafo, supone una enmienda radical.

En este sentido, debo decir que mis admirados países escandinavos suspenden para nuestra decepción. Todos ellos están en puestos de cabeza en huella ecológica. Ellos también han incorporado al concepto positivo de bienestar el concepto negativo de consumismo.

Aunque los países escandinavos no sean los países que más se han aprovechado de los países empobrecidos (con intercambios injustos, multinacionales corruptoras, prohibición de la inmigración cuando a sus países nosotros llevamos emigrantes conquistadores, deudas externas de estrangulamiento, colonización de tierras, minas, bancos pesqueros, guerras imperialistas) y sean los que cumplen mejor los criterios de ayuda oficial al desarrollo (como aquello del 0,7), los criterios actuales de cooperación internacional son tan pobres… que no es suficiente un papel semipasivo. Esa es la otra gran cuestión en la que siento la necesidad de revisar profundamente el modelo escandinavo de socialdemocracia sólo en el plano de la economía.

Hasta ahora, diría que en contra del proyecto neoliberal de empobrecer a las clases populares occidentales para la larga vida de su dominación, el proyecto de socialdemocracia debería empobrecer materialmente al primer mundo para crear un nuevo humanismo anticonsumista que establezca una verdadera justicia social dentro de cada sociedad (el cuarto mundo), entre los pueblos, entre las generaciones y de las personas con el planeta. Por supuesto, el empobrecimiento toca más al bolsillo del plutócrata que al del asalariado, beneficiando al parado que ve próximo el horizonte de la inanición social. Las crisis que vendrán si no cambiamos el rumbo harán que la crisis financiera, esta patraña actual, sea un cuento de risa. Tantas guerras por el petróleo y por los recursos no son más que una forma bárbara de afrontar la situación.

La planificación cobra una importancia vital en la revisión del modelo. Creo que debemos borrar del mapa la fe en lo privado de los neoliberales (renacionalizar, hacer más progresivos los impuestos). Todo eso era muy importante antes de la corrosión de la socialdemocracia por el neoliberalismo. Pero creo que hay que ir más allá del punto elevado de la socialdemocracia en los setenta, para reducir de verdad la desigualdad sin contentarnos con que la desigualdad crezca menos que en un capitalismo sin rostro humano.

Siempre pensé que el progreso se tenía que hacer de forma gradual. Lo sigo pensando, aunque las revoluciones puedan dar impulsos milagrosos. Lo malo es que en paralelo al optimismo-histórico-de-la-postguerra de los progresistas, los grandes intereses forjaron sus instrumentos de control social para instalarnos en una máquina infernal de regreso a la explotación, que fue sufrida en todo ese tiempo por los pueblos empobrecidos sin suficiente atención y acción por la socialdemocracia clásica. La socialdemocracia revisada tiene que blindar a sus pueblos contra los engaños y autoprotegerse. La primera oleada de socialdemocracia se vendió con cara de niño bueno socioliberal (no lo digo por el PSOE de Suresnes que seguramente nunca tuvo dentro un potencial socialdemócrata verdadero, como se aclaró a las primeras de cambio del felipismo y se confirmó en el zapaterismo. La posibilidad de desarrollar en España el levantamiento de un Estado del Bienestar fuerte a la manera europea fue impedida por el franquismo, que no sólo se subió al poder por la gracia de los cañones, sino que eliminó cualquier atisbo y germen de oposición al gobierno dictatorial a favor de las oligarquías y los poderes fácticos). La socialdemocracia revisada debe ser también un ajuste constante.

Sólo abordo cuestiones de política económica. Pues se me hace un poco larga la reflexión para quien tenga la atención de leerla. Desde luego, viendo el marco democrático de España las socialdemocracia de la nueva época debería insistir en una democracia mucho más participativa y descentralizada, pero con un pueblo más responsable. La iniciativa popular en la legislación, en el gobierno, en la justicia debería ser mejor atendida, sustituyendo la manipulación desde arriba por la fuerza política desde abajo, menos telespectadores y más asambleario.

Se hace necesaria una nueva ética. Un nuevo modelo de persona, menos consumista, más responsable de la comunidad, menos materialista, más social, …

Un gran reto: ojalá que salga del prólogo de los utópicos. Ahora mismo la hegemonía del capital es tan grande que la izquierda invierte casi todas sus energía en un grito desesperado pidiéndole al capital y al Estado a su servicio que no haga más recortes en los derechos. En lugar de avanzar hacia un Estado Social más extenso, retrocedemos hacia un Estado Mínimo con represión de la protesta y poco más.

Y en estos primeros apuntes no sé decirte nada más, pero, como decía Goytisolo en Las Palabras Para Julia, tú debes comprender que yo sigo en el camino, en el camino de pensar más con la colaboración de todos.

Posted in: Ética, Política