En los años setenta la sociedad española consiguió acumular gran fuerza de lucha popular, después de décadas de resurrección gradual de las organizaciones y reivindicaciones trabajadoras y populares, en la clandestinidad de la dictadura franquista, que empezó con una guerra de exterminio y una represión genocida de la parte de la sociedad que se había rebelado contra la Historia de la Dominación. De aquella organización y exigencia proceden muchos de los avances en pensiones, sanidad, educación, derechos políticos, libertades, …
Desde entonces, el poder económico ha jugado muy bien la partida. Las grandes empresas (y las personas que se esconden tras ellas) han crecido, se han fusionado, han adquirido las empresas públicas más rentables, han convertido grandes masas de dinero en una masa de crédito que que ha atado a personas, familias e instituciones han creado grupos mediáticos con los que convencer de que su dominación era lo mejor que nos podría ocurrir y lo único natural en las sociedades humanas (sobre todo con sus teles), han incorporado en sus Consejos de Administración a los políticos que han trabajado para ellos desde las instituciones, …
Por el otro lado, nosotros hemos abandonado prácticamente el juego. Nos conectábamos a sus máquinas de la verdad para instalarla sólidamente en nuestras mentes. Disfrutábamos de los derechos recién estrenados o mejorados, regalados por las luchas previas sin valorar los sacrificios que costaron. Gozábamos de un consumo de masas con el que imitábamos a los vencedores de la partida.
En esas décadas los salarios caían, los beneficios aumentaban. El crédito subía para tapar los agujeros. La contribución de las grandes fortunas al sostenimiento de los servicios públicos disminuía. Se rellenaba ese vacío con ingresos coyunturales, fundados en la ficción de crecimientos económicos huecos y depredadores.
Se aprobaron en esas décadas unas reglas de juego en las que las clases trabajadoras y populares cada vez tendrían más dificultades para retomar el juego después de su siesta. Todo para que fuera difícil recuperar los derechos que se consiguieron en las décadas de lucha y se pierden en las décadas de somnolencia.
Ahora empiezo a ver muchas personas que se desengañan. Que salen del ensueño. Que no creen lo que les dicen los medios de comunicación propiedad de los propietarios de casi todo. Cada vez hay más conciencias que se liberan de las mentiras, que rechazan la prisión de dos celdas y dos carceleros (PP y PSOE, pero también CiU, PNV, Coalición Canaria), que trabajan bien recompensados para los dueños de casi todo.
Antes escapaban de un zulo y se metían en el otro, descubriendo que los dos se parecían. Muchas personas siguen fieles a una de esas celdas o albergan esperanza en el tumbo. Sin embargo, hay muchas personas que intentan hacer la fuga hacia afuera. El barómetro del CIS nos indica que ya el PP empieza a perder la credibilidad que no merecía mientras el PSOE no recupera la que nunca debió obtener.
Pero los desengañados que se encuentran en las plazas están descubriendo que en los años de la ficción no sólo le quitaron la realidad. Además, les enajenaron las técnicas para relacionarse, organizarse y rebelarse. Muchas personas limitan su indignación al interior de sus casas porque después de décadas de pereza ya no estamos entrenados para una lucha contra un adversario tan poderoso.
Por eso es bueno romper esa inercia hacia la individualidad y la quietud. Por eso es tan necesaria la integración en todo movimiento honesto de reinvindicación popular. Aprender a andar para volver a correr el día más pronto que se pueda. Por eso es importante que todos arrimemos nuestro malestar y nuestra ilusión a todas las acciones que van naciendo, también a la manifestación del sábado 12 de marzo.
Aní12Mate.
Jesús
May 12, 2012
Resulta curioso observar como se puede pasar de unas entradas en las que se ofrece la precisión en el dato o la cifra, a otras, como en el caso actual, donde el análisis flirtea con el maniqueismo.
Aquí, el capitalismo abstracto se personifica o singulariza en «funcionarios» de determinadas actividades (banqueros, grandes empresarios, etc.), obviando los mecanismos que crean sus funciones. No es el verdugo quien decide del ajusticiamiento del reo.
Frente a ello, se nos presenta al trabajador desingularizado y transformado en masa abstracta y amorfa que succiona ávidamente toda la perversión del sistema, sin considerar los condicionantes que favorecieron la aparición de la supuesta patología. Es un trabajador sin historia o, cuando menos, amnésico.
¿Qué se ofrece para corregir estos dos supuestos? La respuesta está contenida en la entrada paralela, es decir, el activismo narcisista.
Samuel García Arencibia
May 12, 2012
No sé por qué te resulta tan curioso. 🙂 Un análisis se compone de cifras, narración de hechos, conceptos, teorías, …
Me temo que en la jerarquización social actual (no en las sociedades comunistas primitivas de los antropólogos que pueden inspirarte) los que llamas funcionarios de determinadas actividades (banqueros, grandes empresarios, gurús mediáticos) están bastante aferrados a sus puestos de trabajo porque son más bien altos cargos o miembros del gobierno real que funcionarios.
Más que mecanismos de creación de funciones entiendo que hay mecanismos de reproducción y perfección de la dominación para mantener la condición de miembros del gobierno social y sus diferentes puestos de trabajo. Goirigolzarri antes trabajaba en BBVA, de dónde se fue con indemnización y pensión de jubilación de 68 millones; después de sus excedencia, ahora en el concurso de traslados llega a Bankia. La sociedad actual, lo que no entro a juzgar aquí, podrá crear la necesidad del crédito, pero ha sido el empuje de los miembros del gobierno real con sus mecanismos lo que conseguido que esa necesidad se cubra exclusivamente con bancos privados con presidentes tales.
No creo que las víctimas de la dominación (que sufren el paro, la precariedad, la falta de ayuda cuando sufre una situación de vulnerabilidad) sean una masa abstracta. Más bien son individuos atomizados. Ningún artículo lo contiene todo y la singularización equivalente a la de los amos se puede ver en multitud de lugares en el blog (parados, precarios, generaciones futuras sin recursos, pueblos empobrecidos, …).
Con todo, intento abundar en muchos artículos sobre la participación de los segundos en la construcción del sistema.
Desde luego, estaría encantado de recibir tus reflexiones sobre los «mecanismos que crean funciones» y sobre «condicionantes que favorecen la aparición de la supuesta patología».
Toda mi vida he pensado que era un activista tímido con propensión a la reflexión pesimista sobre la realidad, que actuaba por imperativo moral y por la esperanza de que los hechos me sorprendieran positivamente. Me has descubierto que en realidad soy un activista narcisista. Se agradece.
Jesús
May 14, 2012
Ya sabes lo del aforismo que habla de árboles y bosque. Las cifras no garantizan un análisis político adecuado si no van situadas donde corresponde. El médico que estudia la analítica de un paciente determinado observa unos datos que interesan a un ser biológico, obviando el ser social. Es decir, tus análisis aritméticos de las elecciones, del reparto de privatizaciones entre los diferentes gobiernos, de las similitudes o matices diferenciadores entre PP y PSOE, etc., ofrecen un caudal de información, datos, gráficos que son de agradecer, pero que débilmente engarzados, poco integrados, con una crítica radical quedan políticamente huérfanos, limitando su función a la de registrador, la de dejar constancia. Suelen tener la asepsia del experto embriagado por lo que Bourdieu denominaba «la retórica de la imparcialidad», la ausencia de «verdadero contra-poder crítico, un saber parcelario que es un mal en expansión. Es como hacerse con munición para disparar al aire. Hay que recuperar el espacio del discurso político arrebatado por el discurso técnico-jurídico en unos casos, técnico-económico en otros. Hay que salir de la aparente grandilocuencia que limita el devenir a la crítica de espantapájaros bancario o financiero y de la mística de unas luchas que, ante todo, sólo contribuyeron al fortalecimiento y embellecimiento del sistema y que tú encuadras en algún lado como «patrimonio de avances» que sólo «requiere conservación, mantenimiento, reforma y mejora» (toda una oda al capitalismo), así como al perfeccionamiento de los partidos de «gobierno».
Pienso que no se trata de debatir en base al prurito semántico, o la magnificación del detalle, sino en torno a determinadas significaciones políticas que limitan el debate y la crítica al interior del propio sistema y que sirven de pretexto para hacer gala de un complejo de superioridad hablando de la idiocia del pueblo, al que se le ha desposeído de eficaces instrumentos de crítica y lucha, al que se mantiene rehén de la tutela del Estado a través de mecanismos electorales y de partidos que cierran el paso a la invención de nuevas y emancipadoras prácticas políticas, de un nuevo lenguaje político. La política en su concepción dominante ha puesto al descubierto que el ateismo no es la ausencia de religión, del mismo modo que toda abstención no es apoliticismo, ni toda acción de votar es un acto participativo. Nadie parece tomarse la molestia de averiguar si lo que denominas «resignación», «desconfianza», «abandono», «renuncia» no es más que el resultado de lo que se denominó la «fe en el progreso», el «futuro-promesa», el «tranquilo que mañana todo cambiará», el que durante siglo y medio las revoluciones hayan engendrado lo contrario de lo que prometían, el que la gente se sienta manejada como marionetas y que solo escucha llamamiento a la movilización en la frecuencia de autómatas idiotas. Entiendo que hay mucha gente que es sincera y honrada en sus deseos de superar el capitalismo, pero es un esfuerzo baldío mientras no se supere también la consideración de la clase trabajadora como sujeto de la historia. La superación de una cosa no va sin la superación de la otra. Son dos caras de una misma moneda.
Sean viejos o de nuevo cuño, los mecanismo del sistema están para reproducirlo. La cosa no merece más tinta virtual.
En mayor o menor escala, en la medida en que de una u otra forma contribuimos a la reproducción del capital, recurro a la expresión genérica de «funcionarios». «Funcionarios» del capital, cada uno con su rol, luego no todos desempeñan el mismo, ni todos tienen la misma envergadura o trascendencia, ni están junto a la manija. Cuando se habla de que «la revolución empieza por uno mismo», entiendo que cada uno debe intentar no reproducir el sistema, por lo tanto despedirse del papel que uno juega en tanto que «funcionario» del capital, no que deje de trabajar si lo hace en la función pública.
Escribes: «La sociedad actual […], podrá crear la necesidad del crédito, pero ha sido el empuje de los miembros del gobierno real con sus mecanismos lo que conseguido que esa necesidad se cubra exclusivamente con bancos privados con presidentes tales». No sé lo que podrás haber escrito en otras ocasiones, pero convendrá hacer una serie de precisiones. Que en «la sociedad actual» tenga lugar la representación del capitalismo, que sea su escenario natural, no significa que una cosa sea sinónimo de la otra, puesto que ni tú ni yo, ni el vecino de al lado, en tanto que individuos societales, hemos creado «la necesidad del crédito», es la revalorización del capital quién la impone una vez que la expansión fordista llegó a su fin. En lo que llevo leído en tu blog, no es la primera vez que «la mano invisible» deja un recado sin explicación clara de sus causas u orígenes. Lo cual hace que la atención se desvíe hacia los «funcionarios», o hacia los mecanismos/instituciones «funcionarizados» (que no son El Sistema), invitando a la «domesticación del capitalismo». ¿Es creíble que con la domesticación del perro, quede atajada la rabia? Si, como dice André Gorz (que, como sabes, no era antropólogo): «La salida del capitalismo ya ha comenzado [incluso] sin ser deseada conscientemente», ¿qué sentido tiene su domesticación?
Lo de la «patología» es tan solo una figura retórica para sintetizar lo que expones en el tercer párrafo de la entrada. Es «supuesta» en tanto que no es natural, sino forzada y, en todo caso, interpretable. De entre los que actúan como sus «condicionantes», vectores, impulsores, transmisores, coadyuvantes,… según el caso y nivel en que actúen, existen hoy tres instituciones básicas, aunque no estructurantes: aquella en la única que tú incides con razón, los medios de comunicación, y, además, la escuela/universidad y el sistema electoral. Todos ellos producen y gestionan la ilusión fetichista.
Te aseguro que nada de lo expuesto ha sido por inspiración antropológica.
Samuel García Arencibia
May 15, 2012
Muy interesante comentario. Gracias. Contiene tantas invitaciones… Me quedaré con algunas.
Debo expresar que las cifras y las letras virtualmente apuntadas no viven en un hospicio ideológico. Forman parte del argumentario de una caosvisión y una cosmoproposición determinada. Se trata de un concepto y de un análisis con las piezas que veo que conoces, en la crítica de determinados aspectos económicos, sociales, políticos. Se formula una propuesta de transformación gradual y constante hacia valores de igualdad, democracia, libertad, sostenibilidad. Es evidente que no las compartes y te parecen pobres (hasta capitalistas, que ya es casi lo último, :)), de tal modo que los números, los gráficos, los razonamientos jurídicos te parecen un acopio inútil de munición. Sé que tendrán que mejorar y lo hacen con reflexiones como la que sugiere tu comentario u otros, pero estructuran el pensamiento que con mis limitaciones soy capaz de formar. De alguna forma, como son datos, quizá puedan ser de ayuda a otras personas con otros pensamientos, quizá con mayor puntería que yo con sus planteamientos.
Por mi parte, celebro la disconformidad humana hacia lo que está mal. Por eso, agradezco el intento que hizo el movimiento obrero desde las fábricas, las minas, las explotaciones agrarias, los ateneos, las mutuas, los sindicatos, los partidos, … para mejorar la sociedad, como agradezco el impulso de protesta y de propuesta de los otros movimientos históricos de la edad contemporánea y de la edad reciente. Por eso también me solidarizo con los restos del naufragio y me alegro cuando hay oportunidades de unir esos restos para volver a navegar. Por eso también me congratulo cuando veo aparecer a otro actor social que pueda reconocer como hermano.
Puede ser que tú tengas razón cuando opinas que sólo consiguieron adecentar la naturaleza del sistema, si eso logró (lo que dudo teniendo en cuenta la exclusión de las periferias y de las generaciones futuras de forma extrema). Pero pienso que la partida en el ajedrez hipercomplejo de la Historia es sumamente difícil cuando partes sin la dama que sí tiene el adversario. Le atribuyo por lo tanto el mérito moral de rebelarse contra la injusticia y no le cargo con la responsabilidad de los escasos logros.
Puede ser un planteamiento bastantes subjetivista y voluntarista, pues hace falta un sujeto capaz y con voluntad inquebrantable para hacer la transformación social en positivo; estatalista con espacio para la autonomía y para el mercado; representativo con buenos mecanismos de representación e instituciones de democracia directa y control ciudadano de las instituciones. Sin embargo, todavía no sé si en el tuyo hay posibilidad de transformación en positivo, cómo se produciría, … Durante un tiempo pensaba que tu planteamiento sería de autonomía, autogestión, democracia directa, sociedad civil, … pero, como te han especializado en negar la validez de mis ideas, las tuyas permanecen para mí entre brumas.
Muchas han sido las personas que han avisado del final del capitalismo, con fortuna conocida. Además, más importante que el final del capitalismo o del trabajo asalariado ahora en crisis, es el destino. Un postcapitalismo con iguales o peores contradicciones que las del capitalismo no sería precisamente algo deseable.
Digamos por último que la inspiración antropológica podría definirse en el término de Morin le daba a la Antropología como casa común de las ciencias sociales y humanas.
Salud.