Xenofobia leve del nacionalerismo canario

Posted on diciembre 23, 2012

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En el mundo hay muchas regiones en las que habitan pueblos condenados a una vida de verdadero hambre (ingestión inferior a 2100 calorías), malnutrición (ingestión insuficiente de las cantidades diarias recomendadas de los micronutrientes: minerales y vitaminas), sed y exposición a enfermedades contagiosas, vestido y vivienda precarios. Según los antropólogos, las sociedades primitivas vivían en una abundancia consistente en satisfacer las necesidades materiales realmente básicas, sin un gran esfuerzo en muchas de ellas, dedicando el tiempo sobrante para actividades personales, sociales. El colonialismo destruyó el modo de vida tradicional de muchas comunidades, ya que encontró en sus hábitats los recursos naturales (tierras productivas, minas, …) y la mano de obra para explotarlos. Gran parte de la población se vio excluída de la base de su forma de vida y fue empujada a ese fantasmagórico África que a veces nos muestran en los telediarios.

Hay otras regiones en las que el aumento de la productividad, que se ha obtenido con el desarrollo de las fuerzas productivas, sobre todo con la extracción y explotación de las energías fósiles formadas durante milenios, ha permitido por unos decenios un modo de producción en el que caben la satisfacción segura de las necesidades básicas, cierto nivel de opulencia para las mayorías y una enorme acumulación de fortuna y poder para unas minorías.

Desde que se abrió esa enorme brecha de colonizadores y colonizados, los colonizados han luchado por mejoras en sus vidas, pero también han huído de aquellas cadenas. Los colonizadores hemos vivido ajenos a sus luchas y hemos mirado con sospecha a los que se han querido venir a nuestro mundo. Levantamos muros y vallas para evitar que el Sur entrara en el Norte. Aprobamos los mecanismos para expulsar a los que penetrasen. Aprovecharon la necesidad de los que se colaban, mientras no eran expulsados, para explotarles con jornadas infinitas y salarios de bronce.

En las regiones del exceso se ha instalado la idea de que nos merecemos el bienestar y el consumismo que tenemos y que ninguna relación tiene nuestra gloria con el infierno de otras regiones. No vemos en nuestros modo de vida los cachitos (de recursos naturales y de explotación del trabajo de otras personas) que lo componen. Por eso, cuando llegan los excluídos y explotados de aquellas otras regiones surgen diferentes grados de xenofobia.

Hay una xenofobia leve. Consiste en no comprender que el mundo es una maquina que tritura carne humana fuera de nuestra vista. Consiste en no ver en la persona inmigrante a una víctima de ese mecanismo. Consiste en desconocer que muchos inmigrantes preferirían tener una vida tranquila en sus países, sin ser llamados sudacas, moros, negros, gitanos, … en otras tierras. Consiste en exigirle a las víctimas que acepten pacientemente su condición desesperada en sus regiones, para que no venga a estropear nuestra maravilla. Consiste en admitir la necesidad de las vallas y las expulsiones.

Hay una xenofobia grave. Consiste en acusar a las personas inmigrantes del desempleo. Consiste en despreciarlos e insultarlos. Consiste en exigir mano dura a las autoridades. Consiste en criminalizar al inmigrante pobre. Consiste en alegrarse de que no se les ofrezca sanidad pública a quienes no tienen una situación regularizada, para que no se resientan la estabilidad fiscal o el servicio público.

Hay políticos que se esmeran en aprobar leyes para que los dineros vengan, se hagan grandes, suelten migajas y no se vayan, mimándolos, permitiéndoles que no contribuyan al sostenimiento de bienes y servicios públicos, recalificando sus propiedades para que se multiplique su valor, tolerando que destruyan los espacios protegidos, subvencionándoles y financiándoles grandes e inútiles obras. Los mismos políticos que reciben con ese abrazo a los capitales liberados disfrazados de Mr. Marshal, explican a trabajadores y parados de su tierra que hay que evitar que vengan extranjeros a una tierra que no tiene cama para tanta gente. Libertad para el poderoso y freno al débil.

Este último párrafo se refiere a un reciente artículo de Paulino Rivero, que considera inaplazable el debate sobre la inmigración. Estas líneas son mi participación.

El suscitador de ese debate no entiende bien el fenómeno migratorio por motivos económicos. Debería fijarse en los comentarios que recibe en el eco que EL MUNDO hace de su artículo. Su planteamiento, que no comprende el fenómeno migratorio en un mundo caótico e inclemente, normalmente da pie para que se manifiesten quienes han desarrollado actitudes xenófobas más graves.

Además, ofrece un dato de 276.524 extranjeros en Canarias que debería someterse a matizaciones, ya que la inmigración en Canarias, así como la de Baleares, tiene un elevado componente de personas de Europa que vienen a residir por motivos de clima en su jubilación. Así se explica la alta inmigración de alemanes (más de 37 mil, belgas 4 mil, austríacos 3 mil, franceses 6 mil, escandinavos 10 mil, ingleses 34 mil, holandeses 4 mil, italianos 27 mil, …).  Tampoco recoge el dato de personas que retornan de países con fuertes lazos de emigración canaria histórica, como la venezolana o la cubana, más de 20 mil. Más de 70 mil personas extranjeras están fuera de la edad de trabajo (16-65).

Tampoco se aporta un estudio de la creciente emigración canaria hacia el extranjero. Según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero a 1 de enero de 2012 había 130 mil personas, entre las que hay también mucho canario en Cuba y Venezuela. Tampoco se acuerda de esa emigración histórica canaria, que escapaba de algo parecido a lo que expulsa ahora en otros países.

Relaciona lo que considera una excesiva inmigración con las altas tasas de desempleo que tiene Canarias y con la incapacidad para sostener los servicios públicos. Sin embargo, la EPA del tercer trimestre de este año ofrece el dato de 341,900 personas en desempleo, 746,300 ocupadas y las estadísticas de afiliación a la Seguridad Social indican que sólo unas 80 mil personas en alta son extranjeras en Canarias. El porcentaje de personas extranjeras sobre el total de personas dadas de alta en la Seguridad Social en 2010 indica que la proporción es ligeramente superior a la media nacional, pero por debajo de otras comunidades autónomas.

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En esta estadística encontramos unos datos que nos deberían orientar a buscar en otros aspectos la razón profunda de la alta tasa de desempleo, si ese afán era verdaderamente el objetivo de su inicio de debate, o de la mala calidad de los servicios públicos en Canarias (encuestas de satisfacción con la sanidad de usuarios, fracaso escolar, informe sobre la aplicación de la Ley de Dependencia de profesionales, informes sobre la Prestación Canaria de Inserción de los Colegios de Trabajadores Sociales, informe del Defensor del Pueblo sobre los malos cuidados de los menores con medidas de seguridad, …). Quizá en la labor del gobierno que preside Poncio Pilatos residan importantes factores de todo esos fallos. El iniciador del debate más bien identifica mal las causas de esa tasa de desempleo y orienta a mal pensar sobre inmigración, aunque se cure en salud diciendo «no se trata de arrinconar al que es diferente», por aquello de tirar la piedra y esconder la mano.

Preferiría un gobierno que se preocupara más de denunciar/reducir el expolio y la explotación de los países empobrecidos y que se esfuerce más en expropiar la enormes fortunas acumuladas por constructores de nuestra tierra para establecer un modelo económico que disminuyera la dependencia de un turismo con las décadas contadas y que potenciara la soberanía alimentaria, las energías renovables, lo público o lo común, la ley electoral más representativa, mayor participación, … con menos abundancia material pero con un futuro más cierto y justo.

Pero tenemos un gobierno nacionalero, con cómplices alternantes del PP o del PSOE, que mantiene estos malsanos discursos de entretenimiento, mientras se acrecientan fortunas como la de más de 600 millones de Lopesán, la de más de 300 de la familia Del Castillo, la de los casi 300 de los Santana Cazorla, … según indica el reportaje de las mayores fortunas de EL MUNDO. Mientras ellos siguen creciendo, la sociedad canaria camina hacia un precipicio sin turismo de masas y sin alternativa alimentaria. Si se cumple ese pronóstico creíble, el presidente no tendrá que preocuparse porque vengan muchos inmigrantes.

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