Los aplausos a los recortes del PP y del PSOE

Posted on julio 14, 2012

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En otra entrada traje el texto comparado del «mea cupa» de Zapatero en mayo de 2010 y de Rajoy en julio de 2012 por los recortes practicados.  Detrás de la representación de la compasión no hay sinceridad alguna, pues seguimos haciendo ajustes en el sistema para que funcione mejor en el drenaje de la renta a las minorías oligárquicas. En esta vuelvo a trazar un paralelismo.

Los diputados del PP aplaudieron a su líder recortador, ya que la principal función del oficio de diputado no es la de parlamentar para hacer mejores leyes (escuhando, convenciendo, adaptando), sino la de palmear. En seguida, el entorno socialista puso en marcha su gran maquinaria para asociar los aplausos con un entusiasmo y una insensibilidad por la reducción de la prestación de desempleo, la subida del IVA  a los consumidores, la suspensión curiosa de la paga extraordinaria de diciembre de los empleados públicos, …

En la transformación del capitalismo de bienestar y consumismo (sólo para occidente y no de forma completa) en capitalismo de mayor exclusión, los gestores del recorte no actúan por sadismo contra el pueblo, sino para la satisfacción del hedonismo de las oligarquías y la obediencia a las inercias del sistema, que tiene un grave problema de financiación, de urgente reparación. Van quitando trozos de derechos sociales y de consumismo de las clases trabajadoras; lo funden y convierten en metálico; lo usan para tapar agujeros y satisfacer la sed infinita de riqueza de los dueños de todo.

Los socialistas deberían saber que al encargado político no actúa con insensibilidad social hacia los damnificados sino con lealtad hacia los beneficiados, ya que ellos han sido recortadores en una infinidad de ocasiones. Sin embargo, ellos se ganan su oportunidad de ejercer como gestores del cambio (de la zozobra) proclamándose como (recortadores) sensibles. A estos desmemoriados habría que preguntarles si los aplausos de mayo de 2010 a Zapatero también era una celebración de los recortes de primera fase (la primera disminución salarial de los funcionarios, la anulación de su cheque bebé, la compresión de la ayuda oficial al desarrollo (cuando había presumido de acercarse al 0,7%), la limitación de la inversión en infraestructuras, la congelación de pensiones, el ahorro en dependencia).

Una oposición de alternativa hubiese planteado que hay que establecer un fuerte impuesto sobre el patrimonio, que hay que nacionalizar bancos y empresas privatizadas, que ha mirar al futuro sin codicia consumista, … Una oposición de alternancia se debe limitar a decir que los recortes son malos (más si no los hacen ellos), que al gobierno le encanta recortar, que una diputada es tan miserable y tan tonta como para celebrar los recortes de los parados. Lo malo es que con sus grandes maquinarias mucha gente cae (quizá piensen: «Puede ser que los socialistas recortaran aunque ya no me acuerdo, pero por lo menos no aplaudían los recortes».

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