Las primeras elecciones después de la larga dictadura encabezada por Franco se celebraron en 1977. En el contexto de ese acontecimiento, basa Miguel Delibes el argumento de una de sus novelas: el disputado voto del señor Cayo.
El protagonista es un candidato del partido socialista en una provincia castellana al Congreso de Diputados. El jefe de campaña decide que en su recta final hay que visitar aquellos pueblos que todavía el partido no ha hecho acto de aparición. Es de este modo que deciden que el candidato a diputado vaya con dos compañeros a unos pueblos de la montaña de la provincia. Para acceder a ellos tienen que transitar por unas pistas en mal estado.
Se encuentran pueblos abandonados durante el éxodo rural del campo castellano. En un pueblo se encuentran al coprotagonista, el señor Cayo. Los tres políticos se acercan a él para hablarle de política, de las elecciones y de su programa, pero en el intento descubren a un señor que los embelesa por su conocimiento de la naturaleza, sobre todo al candidato a diputado. Pasan las horas de aquella tarde de junio sin que el diputado tenga ninguna prisa por volver.
Al final del día llegan al pueblo los militantes de un partido de la derecha. Tratan de burlarse del señor Cayo. El candidato a diputado sale en su defensa y recibe una tunda. Después, huyen. Los tres miembros del partido socialista se despiden del señor Cayo y vuelve a la ciudad con la noche y con una gran tristeza de Victor, el candidato.
Hoy me acordé del señor Cayo cuando he visto las banderolas que los partidos grandes cuelgan en lo alto de las farolas, fuera del alcance de cualquier ciudadano que intente la contrapropaganda, poniéndole unos cuernos con rotulador o una pegatina que exprese la repulsa que producen. Me pregunté quién pudo colocar esos anuncios o quién pega los enormes carteles de los grandes partidos que vemos desde la carretera.
Me temo que son compañías de publicidad. Comparé estas campañas electorales. ¡Qué diferencia con 1977!. Militantes comprometidos versus compañías de publicidad; ilusión de partido versus dinero de créditos bancarios, subvenciones electorales mal distribuídas y vete a saber tú qué más; políticos que van a un pueblo recóndito a convencer a un elector versus políticos alérgicos a los ciudadanos, con escoltas como antihistamínico; políticos permeables a lo que un «paleto» de un pueblo pueda mostrarles versus políticos disfrazados de burgués que se lo saben todo.
Ya nadie se acuerda de acercarse a los señores Cayo del mundo para llevan una sana comunicación con ellos. Ayer me llevé una alegría con Gaspar Llamazares, que contaba que en un mitin en un pequeño pueblo asturianos se le había acercado un señor a contarle que había sobrevivido a un intento de fusilamiento durante la guerra civil desencadenada por el franquismo golpista. Un candidato a diputado recorriendo los pueblos de su provincia y escuchando a un señor Cayo.
Son ya tres los días de campaña: en la calle sólo aparecen los carteles de todos los tamaños de los tres grandes partidos (PP, PSOE, nacionalista), en la radio sólo aparecen cuñas de esos partidos; no veo tele. Se nota qué partidos tienen el dinero. Es indicativo de que el proceso abierto en 1977 en una hermosa incertidumbre se ha ido cerrando de manera que parece bien amarrado.
En 1885 los socialista, los republicanos, los anarquistas podían tener la misma percepción de dificultad durante la consolidación de la Restauración Borbónica…
Manuel Corpa
noviembre 7, 2011
Estupendo artículo. Yo sólo cambiaría 1891 por 1885.
Sobre resultados electoranes del PSOE 1891- 1905, véase Los pioneros, la política socialista en los ayuntamientos, que escribió mi menda.
Samuel García Arencibia
noviembre 7, 2011
Hola, Manuel.
La verdad es que estuve unos segundos decidiendo que fecha de la Restauración poner. Finalmente puse 1885 por la muerte de Alfonso XII y el funcionamiento ajustado del caciquismo y la alternancia en el Gobierno. Pero me gustaría conocer tus razones para elegir 1891 puesto que veo que eres buen conocedor de la época.
Gracias.
Nacho
noviembre 7, 2011
¡Hola Samuel!
Me encantan tus posts. Y éste especialmente. Me parece que has dado en el clavo y has reparado en algo que tenemos olvidado. Estamos aconstumbrados a los burgueses que dan mítines con 100 personas contratadas detrás para aplaudir, lanzándo slóganes publicitarios y prometiendo cosas que luego no tienen obligación de cumplir y por ello nunca cumplirán.
Y el debate es entre dos candidatos. Ya no hay debate ni entre los distintos puntos de vista de la política representado por las distintas formaciones que se van a presentar. Imagínate si a alguien se le ocurre plantear un debate con políticos y ciudadanos y no sólo un día, sino durante 1 o 2 meses antes de las elecciones a lo largo y ancho del país. A esa persona la acabarían humillando y tachándola de loco al momento.
Me ha encantado lo que has escrito porque realmente es un gran ejemplo para mostrar cómo la política ha dejado de ser una cuestión entre el pueblo y los políticos que supuestamente lo representan a una mera relación de necesidad de voto por parte de los últimos. Sólo necesitan su voto y por ello se lanzan esas campañas de marketing. Ya dan igual los posibles debates con la ciudadanía. El pueblo no importa. Lo que vale es ganar y mantener el poder. La política no sirve para ayudar al pueblo. Sirve para ayudar a los políticos en su vida y a las grandes empresas, esas mismas en las que muchos políticos han trabajado y trabajarán en un futuro y esas mismas empresas que mantienen estrecha relación con las diversas empresas de sus «Señorías».
Un saludo.
Samuel García Arencibia
noviembre 7, 2011
Hola, Nacho.
La soberanía popular ha sido apresada por los secuestradores, a sueldo del capital, mientras el pueblo duerme. Para ellos, la democracia sirve cada cuatro años para que el pueblo crea que la soberanía popular continúa libre. Recontados los votos, los secuestradores se creen los dueños del gobierno representativo y se reivindican como tales cuando una parte del pueblo se desvela: «Tengo el apoyo de diez millones de ronquidos y tú sólo la fuerza de unos cientos de miles de gritos. Silencio, por favor, que hay gente durmiendo». En la indefensión del pueblo somnoliento le quitan los derechos conseguidos en vigilias pasadas. Se le administra todo el opio que se pueda y se le canta una nana bipartidista: «Duérmete, pueblo, duérmete ya, que si no viene el partido otro partido y te comerá».
¿Cómo salir de esta democracia devaluada?. Despertando. Los pocos insomnes debemos acercarnos a los señores Cayo, dialogar y unirlo a un movimiento en el que también el pueda trazar el rumbo común. El grito debe ser más sonoro que el bostezo. Las élites tiene medios eficaces de adormecer; nosotros debemos encontrar las fórmulas para despejar, comprometer.
Por cierto, yo también encuentro mucho interés en lo que escribes. Entre todos aprendemos: eso es importante.
Un saludo.
Antonio
noviembre 7, 2011
Buen artículo,Samuel,sobre este bipartidismo.Estas elecciones recuerdan mucho a las de 1982 cuando una UCD grogui,sin su fundador y en proceso de disolución interna ,dejó el campo libre al PSOE felipista.Los estadounidenses hablan de victoria por incomparecencia del adversario…
Ahora,un P$o€ neoliberal que practica la misma política de recortes que el PP ha sido abandonado por sus votantes en masa que se han pasado¡al PP!en su mayoría
Y lo más sorprendente es que después de la debacle electoral del 22-M en que perdió todas las autonomías disputadas y buena parte de los ayuntamientos a casi nadie se le haya ocurrido en este partido una refundación .Pues nada ,a ver cuánto tardan las ratas en abandonar un barco a la deriva
Samuel García Arencibia
noviembre 7, 2011
Hola, Antonio.
Las elecciones del 82 fueron excepcionales. La UCD bajó de más de seis millones a un millón y medio; después vino la disolusión progresiva. La evolución de la Alianza Popular absorvió parte de su electorado. Creo que al PSOE no le ocurrirá lo mismo: ni bajará tanto ni desaparerá.
Algunos de sus desencantados podrían separarse y unirse a la construcción de nuevos actores democráticos y socialistas. Como nos veo tan reducidos y débiles, me alegraré de su arrepentimiento.
Tras el 22 de mayo, creo Izquierda Socialista, la corriente que intenta sostener la cordura en el desquicio neoliberal, sugirió su refundación como corriente y la del PSOE. Por supuesto, no le hicieron mucho caso.
Un saludo.
Sergio
noviembre 8, 2011
Hola Samuel, al hilo del tema del bipartidismo,y en relación también con el «voto responsable», he leído en un post anterior que la coalición «Izquierda Verde Canaria» (SxTfe, equo, Sí se puede, entre otros) podía alcanzar unos 50 o 60.000 votos en la provincia de Tenerife. Quisiera preguntarte de donde proviene ese dato y si crees que con ese volumen de votos la coalición podría aspirar a obtener un escaño por esta circunscripción. Quedo muy agradecido de antemano, y te felicito por el blog, que acabo de conocer. Un saludo.
Samuel García Arencibia
noviembre 8, 2011
Hola, Sergio.
Gracias por mostrar tu inquietud en este blog y por tus amables felicitaciones.
El cálculo al que te refieres se hizo con la suma de los apoyos el 22M a esos tres partidos más Izquierda Unida, agregándole una buena cantidad de votos que están deseando ser útiles en una izquierda real y no aparente como la del PSOE. En ese supuesto, se veía una probabilidad de llegar a esa meta. El hecho de que Izquierda Unida se haya descolgado (por demandar sin éxito la adscripción de los votos obtenidos a la coalición estatal de Izquierda Unida) reduce las posibilidades de obtener un escaño porque unos diez mil votos pueden separarse de la coalición (Sí se puede, Socialistas por Tenerife, Equo,…) por fidelidad o por asegurar el grupo parlamentario de este IU; otros votos puede abandonar por decepción con el proceso de convergencia o por pensar que ya han decaído las opciones; otros votos volverán a la utilidad mal entendida al PSOE; …
Ahora parece más complicado… pero deseo llevarme una sorpresa y ver a Manolo Marrero en el Congreso y a Izquierda Unida con grupo parlamentario (con más del 5% de los votos en toda España).
Sergio
noviembre 8, 2011
Muchas gracias Samuel, la verdad es que fue una autentica pena lo de IU, porque va a restar una serie de votos que se me antojan decisivos a la hora de que la coalición logre un escaño, pero aún así, estimo que, aún con una expectativa electoral incierta, es la única alternativa de izquierda real por la provincia de Tenerife y que la clave estará en los votantes desencantados del Psoe y en los nuevos votantes de equo, cuya suma a los votos que ya pueda tener la coalición, podrían lograr un logro electoral importante e inédito: terminar con el tripartidismo en la provincia y en la Comunidad Autónoma. Un saludo.
Samuel García Arencibia
noviembre 8, 2011
Gracias a ti, Sergio.
Abogo por lo mismo, acabar con el tetrapartidismo (Nueva Canarias no sabe si entrar o salir del pesebre de Coalición). Para ello te animo a estrechar lazos entre todos los que podemos unir fuerzas: IU, Sí se puede, Socialistas por Tenerife, Equo, Alternativa Nacionalista de Canarias, un largo ét cetera de partidos, Asambles por Tenerife, No al PGO, No al Puerto de Granadilla, Somos más, muchos otros colectivos, Democracia Real Ya, los indignados, …
Un abrazo.