Reconozco mi error. Auguré que el presidente socioliberal convertido en neoliberal con profundas convicciones concentraría todos los ajustes, reformas, guerras imperialistas y privatizaciones en un periodo suficientemente separado de las elecciones, para que el amigo candidato tuviese tiempo de aparentar distancia, sin que la acción de gobierno mostrara la desnudez de sus engaños de feria. Ahora pienso que el presidente, que en Ferraz sonreía en 2004 cuando le gritaban sus afectos que no fallara, quiere hacer el servicio completo a sus amos, sabiendo que mucha gente ya está impermeabilizada contra las promesas electorales de su cándido mercachifle. Asumen su derrota y el turno del Partido Popular en la alternacia; pensarán en usar ese discurso de buhoneros durante los años de oposición, con la esperanza de que la decepción abismal de sus electores caiga en olvido con el andar de los años y su pose progre de oposición.
En este lustro de ofensiva hiperactiva y demente de los capitales financiero y productivo para la demolición de los cauces sociales que desviaban parte de la renta lejos de sus enriquecimientos infinitos, los dueños del sistema no descansan ni dejan descansar a su Fulgor Sedano (el administrador del latifundio del cacique Pedro Páramo, en la novela de Juan Rulfo) de turno. Estos dioses a toda hora exigen un sacrificio (un aumento del IVA, una rebaja de sueldos públicos, una reducción de la ayuda oficial al desarrollo, un abaratamiento del despido, una privatización de las cajas, la fragmentación de la negociación colectiva que ampara al débil trabajador solitario, un alargamiento de la vida laboral, una privatización de las loterías, una guerra de rapiña, una disminución del IVA de las casas que quieren vender los banqueros, la constitucionalización del dogma liberal del déficit cero, …). En su sed de lujo y patrimonios sin horizonte no hay lástima por quienes sufren sus sueños realizados en la precariedad, el desempleo, la pobreza, la indigencia; ni piedad por las vacaciones de su administrador.
Llegó la hora de hacer otra reforma laboral. En sólo un año han derrumbado algunos de los muros de contención en el terreno de las relaciones laborales, construídos con la sangre y el sufrimiento de generaciones de trabajadores en lucha. Se facilita el despido con causas objetivas, que tiene la menor de las indemnizaciones por extinción del contrato. Por si fuera poco, no sea que un juzgado no encuentre la causa objetiva para la eliminación del empleo, se fomenta, extendiéndolo a casi todos los casos, un tipo de contrato en el que el despido arbitrario e improcedente de los empresarios, que no siempre se comportan responsable y elegantemente, tiene una menor indemnización. Subvencionan la conversión de contratos temporales en contratos indefinidos, asumiendo una parte importante del coste laboral de puestos de trabajo de empresas con grandes beneficios. Llegan hasta el extremo de pagar parte de las indemnizaciones de despido con los fondos que deberían garantizar el pago de salarios de los trabajadores de empresas realmente en problemas de supervivencia.
Contra esta parrafada hubo huelga general. Pero no asustó ni a los vencedores de la lucha de clases ni a sus capataces políticos a sueldo, pues siguieron con el pensionazo. Todo con Reales Decretos-Ley, indicador de un talante poco negociador.
Los trabajadores del siglo XIX sufrían unas penosas condiciones de trabajo durante la industrialización. Su unión reivindicativa fue la causa de las mejoras laborales. No sólo su organización política en partidos alcanzó logros en los parlamentos. Su sindicación permitió la negociación y el conflicto colectivo. El contrato individual de trabajo se limitaba con unos mínimos en las leyes de los parlamentos y en los convenios de la negociación-conflicto colectivos.
También se modificó la negociación colectiva de tal modo que se atomiza, alumnos adelantados en la escuela del Pacto del Euro, y los trabajadores pierden la fuerza de la unión en las unidades de negociación más pequeñas.
In extremis, exprimiendo la legislatura hasta el penúltimo derecho social, nuestro presidente nos regala ¿como despedida? una nueva reforma laboral. En la entrega de hoy de derechos sociales a las grandes empresas, le ha tocado al interés legítimo del trabajador de laborar en condiciones favorables de duración, jornada, retribución, … Se amplían las condiciones de precariedad del contrato de formación más allá de los 25 años (hasta los 30, próximamente hasta los 70, próxima edad de jubilación, pues, como decía mi abuela, «el saber no ocupa lugar y nunca es tarde para aprender). La formación es muy positiva; muchos pensarán que estas medidas gubernamentales favorecerán la capacitación de jóvenes, pero los que somos o hemos sido jóvenes alguna vez (con contratos de formación, en prácticas o vergonzosas becas) hemos comprobado, por lo general, que en los contratos formativos se trabaja igual que en los trabajos productivos. La preocupación por formar del empleador es tendente a cero. El trabajador se autoforma en tres días o tres semanas y realiza el trabajo monótono sin aprendizaje durante el resto de la duración del contrato y por un salario deprimido.
Igualmente, en nuestro país para puestos de trabajo indefinidos se contrata con las modalidades de contratación temporal, anulando el derecho al trabajo indefinido y en perjuicio de la productividad de la empresa, a partir de una plantilla de trabajadores estables y conocedores de la actividad. La Administración nunca hizo suficiente por evitar este fraude, como no ha hecho para acabar con el fraude de los falsos autónomos, los trabajadores sin seguridad social, los trabajadores subcontratados ilegalmente, la protección de riesgos laborales, … por referirme sólo a fraudes laborales y de seguridad social. Estableció por ley unos límites burocráticos (la prohibición de los encadenamientos de trabajos temporales: «undécimo mandamiento: no trabajarás en una empresa más de 24 meses en un periodo de 30») que no desalentaban al empleador sin cultura de la estabilidad a contratar temporalmente para puestos de trabajo fijos, sino que creaba un comportamiento reactivo de contratar, extinguir cuando se acercaba él número de 24 meses, volver a contratar si el trabajador demostraba su valía después de que empezara un nuevo periodo de 30, volver a extinguir la relación. Todo ello para evitar el contrato laboral indefinido, más defensivo de los derechos de los trabajadores.
La filosofía de la reforma es favorecer los contratos basura (con derechos inframínimos) que no forman y dan al trabajador peores condiciones y crear un nuevo contrato indefinido («el temporal sin límites»), con menor seguridad.
No es mala ocasión para recordar que este Gobierno se comprometió a subir de 600 a 800 el salario mínimo interprofesional y los ha dejado en 641,40. Mientras ha gobernado al toque de la trompeta de los mercados, se ha olvidado de las pequeñas mejoras (de izquierda de segunda B) comprometidas en su programa.
Además, la ayuda a desempleados PREPARA se prorroga. Esta ayuda sustituyó con rebaja al anterior programa de protección de desempleados y de inserción (PRODI). Cada seis meses vemos como la prorrogan con generosidad caritativa. Tiene un coste anual inferior al coste de la deducción del IVA de las casas que venderán los bancos en cuatro meses.
No veo lo telediarios. ¿Qué han dicho en ellos: que creará empleo, que permitirá la inserción de jóvenes, que aumentará la productividad o la competitividad, que en el medio plazo hará sus efectos, …?. No permitamos que nos engañen: estas medidas no crean empleo, sólo precariza el que ya está creado.
En cualquiera de las próximas reformas laborales modificarán el título del Estatuto, pasando de Estatuto de los Trabajadores a Estatuto de los Esclavos. Como le dijo Francisco Jorquera en el debate parlamentario de esta semana: Zapatero, requiescat in pacem.
Vídeo de la oposición de Gaspar Llamazares a la convalidación del Real Decreto Ley en el Congreso de Diputados
JOSÉ LUIS ANTONAYA GARCÍA
septiembre 16, 2011
CARTA A RODRÍGUEZ ZAPATERO SOBRE REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN(Y SOBRE OTRAS COSAS) REMITIDA AYER A LA MONCLOA POR CORREO CERTIFICADO CON ACUSE DE RECIBO.
SR. D. JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO
Presidente del Gobierno
Palacio de la Moncloa
Madrid
Muy Sr. mío:
Por tercera vez desde que accediera a la Presidencia del Gobierno y tras de mis cartas de 10-4-2008 y de marzo de este año, me dirijo de nuevo a Vd. desde el profundo Sur de esta amoral y moribunda Europa del euro que, pese al idílico futuro que nos fuera prometido, la mendaz «nomenklatura» política que ha usurpado la voluntad de sus Pueblos está hundiendo irremisiblemente en el abismo y provocando en su caida un colapso social sin precedentes. Y lo hago acogiéndome otra vez al derecho que me confiere el artículo 20.1.a) de la Constitución para mostrarle mi más enérgica e indignada repulsa:
a) por el gravísimo atentado que, con el entusiasta pero solitario apoyo del mas rancio y fascistoide reaccionarismo patrio, acaba Vd. de perpetrar contra ella;
b) por la humillante y ominosa cesión de soberanía que subyace a la reforma aprobada a propuesta suya; y, finalmente,
c) por su impresentable y dictatorial decisión de hurtar al Pueblo español el derecho a un referéndum acerca de la trascendental modificación aprobada en sede parlamentaria de forma tan bochornosa y vergonzante.
Vaya por delante con carácter previo que si bien no tengo claros los difusos limites que el Tribunal Constitucional ha impuesto al ejercício del derecho invocado ni, por ende, si los juicios de valor y comentarios hechos en esta carta los desborda, no es ésa cuestión que a mi edad(a punto estoy de cumplir los 70) me inquiete demasiado, pues que si de ellos se desprendiera algún tipo de ofensa contra su honor susceptible de reprensión o incluso, en el peor de los casos, de sanción punitiva, ello constituiría para mí un timbre de gloria que reforzaría mi autoestima y que me permitiría hacer pedagogía ante mis hijos y nietos para que aprendan que, al igual que estoy haciendo yo ahora en defensa de mi dignidad de ciudadano pisoteada, jamás, jamás, ¡jamás!, deberán permitir que lo sea la suya.
Sé por otro que sería una infantil ingenuidad esperar que Vd., Sr. Rodríguez Zapatero, leyera una carta(y mucho menos tan extensa) de la que jamas tendrá noticia y de la que, a lo más, acusará rutinario recibo algún funcionario de Presidencia cuya función primordial consista en aislarle del mundanal ruido y, por tanto, de misivas tan nada complacientes como va ser ésta, y es por éso que tengo el propósito de enviar copia de ella a cuantos medios de comunicación y foros progresistas y de izquierdas pueda. Poco o nada conseguiré seguramente con éso pero si mis muy rudimentarios conocimientos acerca de cómo desenvolverse en el para mí muy complicado mundo de las redes sociales me lo permiten, intentaré también generar el mayor «ruido» cibernético que me sea posible viendo la forma de difundir en la red esta indignadísima carta.
Antes por último de entrar materia y a modo de introito necesario, debo hacerle una importante aclaración. Tengo a gala haber sido desde mis ya lejanos años mozos persona educada y, por ello, me he dirigido siempre a mis interlocutores con el debido respeto y, si era el caso, aplicándoles el tratamiento protocolario que les correspondiera en razón de su cargo. Y si bien es cierto que a Vd., dada su condición de Presidente del Gobierno, resulta preceptivo aplicarle el de V.E, ocurre sin embargo que como con ocasión de la referida reforma constitucional ha decidido ningunear y silenciar al Pueblo español, ha quedado política y moralmente desligitimado para recibir -al menos de mi parte- el debido tratamiento protocolario. Porque, como quizás recuerde, el Pueblo español es aún depositario único y exclusivo de la soberania nacional(artº 1.2 CE) y, por tanto, titular del derecho a ser tratado, por más que sea sólo de forma figurada, de excelentísimo, y siendo ésto así, ¿por qué razón habría yo, ciudadano de ese Pueblo, respetar el tratamiento inherente a su cargo institucional a un tan significado y reiterado violador de sus derechos como a la postre ha demostrado ser Vd.?. Es por éso que, habiendo hecho Vd. notorio desprecio de un principio constitucional tan básico, justo es que por la recíproca y en lógica correspondencia se lo retire y que deba darse por satisfecho con el formal tratamiento de cortesía con el que, en un rasgo de generosidad personal, me dirijo a Vd.. Sí, he dicho bien: «de generosidad personal», porque debe agradecer al dios del papa romano ante el que -no en mi nombre desde luego y pese a lo dispuesto en el párrafo inicial del Artº. 16.3 CE- ha poco que Vd. se postraba genuflexo, que no lo transmute en tratamiento menos convencional y/o decididamente irrespetuoso. «A cada cual, según sus merecimientos».
Hechos los apuntes introductorios precedentes y la precisión inmediatamente anterior, voy ya, Sr. Rodríguez Zapatero, «al grano».
El gravísimo hecho que ha obrado de revulsivo y desencadenante del presente e indignadísimo escrito no es otro que la trascendente reforma constitucional que, obedeciendo con la máxima diligencia las apremiantes órdenes de la más conspicua representante en Europa de los intereses del capital finaciero internacional y acertadamente denominada por álguien «Jefa de Europa», la Sra. Merkel, puso Vd. en marcha de forma sorpresiva y acelerada, en pleno mes vacacional y en el último suspiro de la legislatura. Reforma cuyo evidente objetivo no es otro que el de satisfacer las demandas y los intereses del terrorismo financiero-especulativo internacional conocido de forma abstracta y genérica bajo el sobrenombre de los «mercados»; es decir, de esa horda de insaciables depredadores integrada por operadores financieros, «hedge funds»(fondos de alto riesgo), holdings transnacionales, grandes fortunas, especuladores varios e, incluso, inversores institucionales, ante los que, desde 2008, no ha cejado Vd. de humillarse ni de sacrificar en su altar el futuro de este país y, por ende, el del Pueblo español.
Aunque aprobada su reforma-exprés en el Parlamento con los los votos de 316 dóciles y silentes diputados de unos PSOE y PP(más el del adherente del PP de UPN) entrañablemente hermanados en un novedoso ente político que, no sin sorna, ha sido bautizado ya por el Pueblo soberano como PPSOE, es lo cierto sin embargo que lo fue a medio de un «esperpéntico»(Duran i Lleida -portavoz de un tradicional aliado indistinto de PSOE o PP como CIU- dixit) y vergonzoso remedo de debate justamente calificado de «atropello» por el portavoz del BNG, Francisco Jorquera, y de «caricatura de la participación parlamentaria» por Gaspar Llamazares en nombre de IU-ICV y de los 481.520 votantes a los que representa(a Vd. su escaño le salió 7,35 veces más «barato»: lo obtuvo con sólo 65.471 votos. ¿Podría explicarme esa «anomalía» democrática?).
Y a modo de breve inciso al respecto de la docilidad de los 316 «silentes diputados» que prorrumpieron al unísono en un acrítico «¡SÍ!», ¿podría por ventura aclararme dónde ha quedado éso de que «los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo alguno»?. Porque por si Vd. no lo recuerda -quizás jamás se molestó en aprenderlo-, éso es lo que dispone el artículo 67.2 de la Constitución Española; ésa Constitución que yo voté afirmativamente en el referendum de ratificación del 6 de diciembre de 1978 y cuyo estricto cumplimiento estoy por consiguiente legitimado para exigir, y ésa Constitución en la que, con «talante» o sin él y poniendo para la ocasión afectadas y circunspectas caras de circunstancias, se han ciscado con increible descaro Vd. y su «alter ego» del PP, el Sr. Rajoy.
En cualquier caso y pese a que una Ley Electoral escandalosamente antidemocrática cuya reforma y pese a cuantos requerimientos se le han hecho Vd. se ha negado reiteradamente a abordar, haya impedido que los votos de la izquierda plural real en contra de su última y monstruosa cacicada alcancen la relevancia precisa en número de escaños(que no desde luego de votos populares que la sustentan) y que sus voces carezcan por tanto de una resonancia mediática significativa(salvo, ¡»rara avis»!, en PÚBLICO y, aunque con mayor tibieza y eventualmente, también en EL PAÍS), es hecho cierto que la trascendental naturaleza de la modificación propuesta por Vd. constituye, además de una execrable burla de la soberanía popular, un atentado sin precedentes contra el texto constitucional que, para salvaguardar espurios intereses de entidades financieras patrias o transnacionales de las que tan dócil y sumiso servidor ha demostrado ser Vd., hipoteca para muchos años el futuro del país y, por ende, condena a las próximas generaciones a soportar un más que probable deterioro de su bienestar y de su calidad de vida.
Un «esperpéntico» minidebate parlamentario en lectura única fue la vergonzante fórmula elegida por Vd. para, violentando groseramente y sin rubor alguno el Reglamento del Congreso acerca de este tipo de procedimiento y sin, además, debate social previo alguno y ni siquiera en el seno de su propio partido, sacar adelante una reforma que en opinión de bastantes constitucionalistas de prestigio y de gran parte de la ciudadania medianamente informada constituye lo que con toda justicia ha sido calificado de «Golpe de Estado financiero».
Nada excesivo ni alarmista resulta sin duda aplicar un tan grave calificativo a la nueva redacción del artículo 135, pues la «prioridad absoluta» de que se ha aprobado que debe gozar el pago de la deuda contraida por las Administraciones implica una intolerable alteración substancial y medular de la Carta Magna en cuanto que deroga «de facto» la primera de sus tres emblemáticas señas de identidad, la de «Social», que, según el artículo 1.1, define al Estado español. Subordinarla al condicionante de la previa satisfacción de unos intereses económicos exaltados así a la categoría de prevalentes es un auténtico y monstruoso disparate que, además de zarandear con violencia lo que acerca de la «función social» de la propiedad establece el artículo 33.2 CE, contradice de forma flagrante lo dispuesto en el 128.1, que encabeza el mismo Título -el VII- en el que se inserta el 135, y que en lógica y obligada concordancia con el artículo 1.1 dispone que «toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general». Lo Social es por tanto lo prevalente, Sr. Rodríguez Zapatero, y no a la inversa. Me veo una vez más obligado a recordarle preceptos constitucionales con los que, al igual que los 316 «dóciles y silentes» diputados que han avalado su propuesta, no parece estar Vd. familiarizado, y a señalarle de paso que el desprecio reiterado y contumaz de preexistentes normas democráticas de convivencia ha estado desde siempre en el orígen de todos los regímenes autoritarios, dictaduras y tiranías.
Más que justificado está pues afirmar que una tan brutal conculcación del espíritu y de la letra del texto del que los españoles nos dotamos en 1978 «hace añicos el consenso constitucional»(Duran i Lleida de nuevo) surgido de la Transición, y suscribiendo la tesis de la muy notable regresión social que el nuevo artículo 135 va a significar, el Profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense Fernando Luengo ha escrito que «es una carga de profundidad contra las políticas de corte progresista que se sustentan en la activa participación del Estado y en la cohesión social.»(«Déficit: estrategia interesada», en PÚBLICO de 31 de agosto), y uno de los mayores expertos europeos como el Catedrático emérito de Políticas Públicas de la Pompeu Fabra, Vincenç Navarro, que «la medida aprobada por las Cortes… perpetuará el retraso social de España» y que «es un ataque frontal a la España social» («¿Salvar el Estado del Bienestar?», en PÚBLICO de 1 de septiembre).
Apremiado Vd. sin embargo por la Sra. Merkel y por esas marionetas de ella misma y del Sr. Sarkozy conocidas como instituciones europeas a constitucionalizar de inmediato el dogmático recetario ultraliberal impuesto a Europa por un «Pacto del Euro» firmado con vergonzante obscurantismo y a espaldas de sus Pueblos, y empecinado por ello en continuar adelante con semejante atrocidad, parece claro que el propósito de su postrer y alucinado desvarío no es otro que el de, antes abandonar la escena política, culminar «a lo grande» y entre los entusiasticos aplausos de sus Jefes de la UE el rosario de políticas regresivas y reaccionarias con las que, al dictado siempre de ellos y desde 2008, ha venido agrediendo a las clases populares españolas y pulverizando o reduciendo a la mínima expesión la práctica totalidad de los derechos sociales(a un trabajo y vivienda dignos, a una sanidad y educación públicas de calidad, a unos servicios sociales suficientes y adecuados, etc.) que el texto constitucional consagra.
Y encuadrada en la infernal dinámica de esa implacable y fríamente calculada aniquilación, la reforma que, aunque «con nocturnidad y alevosía» (Duran i Lleida otra vez), el patético conchabo PSOE-PP ha logrado sacar adelante, viene a ser la puntilla definitiva a un Estado Social que ha ido Vd. demoliendo concienzudamente durante la legislatura que agoniza, siendo lícito sospechar que la en apariencia circunstancial sintonía con el PP acerca de esta reforma-exprés no ha sido en realidad coyuntural, sino que ha venido gestándose en silencio y de forma soterrada durante los últimos tiempos con el secreto e inconfesable propósito conjunto de dinamitar un modelo de Estado del que, al igual que el mismísimo PP, Vd. se ha revelado a la postre taimado y acérrimo enemigo. Ese oculto y ruin contubernio explicaría por ejemplo y entre otras muchas aparentes inconguencias de su acción política, su reiterado silencio a las demandas de derogación de la Ley 15/1997 -sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud-, norma que como Vd. sabe bien, está permitiendo en sobre todo las Comunidades de Madrid y Valenciana(regidas ambas por el PP) la privatización salvaje de sus instituciones sanitarias y de la propia Sanidad Pública y, por tanto, la demolición de uno de los pilares fundamentales del Estado Social. Y como «quién calla otorga», fácil es concluir que su escandaloso silencio al respecto de la derogación de la norma ha constituido en realidad un «nihil obstat» a esa demolición.
Es claro por otro lado que una operación de «cirugía constitucional invasiva» de tan profundísimo calado requería de una maduración previa que, echando un poco la vista atrás, es sencillo rastrear. En efecto: hace poco menos de un año, en la estela de lo que Sarkozy planteara en muy temprana fecha -septiembre de 2007- en el Senado francés y con el proceso de recortes sociales ya iniciado, hablaba Vd. ante el Comité Federal de su partido de una «renovación» del Estado del Bienestar que aparentaba refererirse a algo así como a una, digamos, «refundación» del mismo. Pero existiendo ya entonces sobradas pruebas indiciarias acerca de sus intenciones ocultas, el tiempo ha confirmado que de lo que estaba hablando de forma premeditadamente críptica era en realidad del desmantelamiento y desgüace de un Estado al que, mal que les pese a Vd. y a quién le suceda, «mi»(nuestra) Constitución define aún de forma categórica como Social. Vuelvo a recordarle el ya citado Artº. 1.1 CE.. Y en perfecta concordancia con esa intención y con la artera y sofística excusa ahora de una deuda y déficit públicos supuestamente insostenibles -aunque, dicho sea al paso, sensiblemente inferiores en términos porcentuales sobre los PIBs respectivos a los de Alemania-, Vd. ha promovido finalmente y de forma descarada un modelo de «renovación» cuyo inocultable objetivo no es otro que la transformación del Estado Social en un aconstitucional Estado Liberal.
Trátase en definitiva de una indecente e inconstitucional metamorfosis que, aconsejada por sus famosos «100 economistas» de cabecera, es decir, por una FEDEA sobradamente conocida como conspicua portavoz del capital financiero y de la gran patronal, y jaleada entusiásticamente por los «mercados» y por la Sra. Merkel, se ha concretado durante el tramo final de la presente legislatura, además de en un recorte de derechos consubstanciales con el aún vigente modelo de Estado, también y de forma drástica en el de los recursos precisos para satisfacerlos. Habría resultado todo ello innecesario de haber tenido Vd. la más mínima voluntad política de defender y salvaguardar el Estado Social, pero es evidente que ése no ha sido ni mucho menos su caso. Porque si ésa hubiera sido en verdad su voluntad, le habría bastado con prestar la debida atención a lo que desde la auténtica izquierda -¡de la que Vd. tiene aún el increible y cínico desparpajo de reclamarse!- hace tiempo que se le ha estado diciendo a gritos: algo así como ¡¡EL PROBLEMA NO ES EL GASTO, SINO LOS INGRESOS!!, y ¡¡RECORTE DÓNDE DEBE, Y NO EN INVERSIÓN PÚBLICA NI EN GASTO SOCIAL!!.
Sin embargo y en lo que al capítulo de ingresos del Estado se refiere, todo apunta a que la Sra. Merkel y resto de poderes supranacionales y domésticos le han «insinuado» la inconveniencia de incordiar a ricos y poderosos, siendo por éso que Vd. ha evitado con exquisito cuidado:
a) actuar fiscalmente con mayor contundencia sobre las rentas del capital restableciendo al menos el graciosamente suprimido Impuesto sobre el Patrimonio, lo cual habría permitido ahorrar los 2.000 millones de euros anuales gastados en compensar a las CC.AA, e instaurando vía IRPF y en consonancia con lo dispuesto por el artículo 31.1 CE una auténtica progresividad fiscal;
b) ejercer algún tipo de control efectivo sobre esos obscuros «agujeros negros» de ocultación patrimonial conocidos por SICAV(Sociedades de Inversión de Capital Variable) a los que, aun siendo notorio y público que gestionan en realidad grandes patrimonios familiares, la laxitud(¿premeditada y consciente?) de la Ley General Tributaria permite eludir la tributación por plusvalías millonarias y hacerlo tan sólo a un escandaloso 1% sobre sus activos;
c) eliminar algunas al menos de las múltiples y generosísimas deducciones fiscales de que, por los motivos más peregrinos(la aportación de las 40 mayores empresas del país para financiar la visita papal a modo de ejemplo), gozan unas empresas y sociedades cuya tributación real sobre beneficios y según atestigua el último informe de la Agencia Tributaria queda muy lejos del 30 por ciento nominal y a duras penas alcanza el 10%(el 9,9% exáctamente); o,
d) perseguir el desmesurado fraude de las élites económicas que, según los técnicos de Hacienda, asciende a más del 20 por ciento del PIB,
Y que Vd. haya asumido de forma tan sumisa y diligente el «consejo»(o quizás incluso la prohibición expresa) de implementar políticas correctoras de esas gravísimas disfuncionalidades tributarias podría ser a lo más un problema personal suyo si no fuera porque, abusando artera e innoblemente de un poder que en absoluto le fue otorgado para éso y a medio de un cínico ejercicio de prestidigitación política, ha transformado sus propios y preconcebidos «errores» en coartada que justificara unas durísimas medidas «de ajuste» que, violentado sistemáticamente el artículo 31.1 CE, se han centrado en exprimir a las clases medias, alta y baja, de la sociedad(reducción salarial a los empleados públicos, congelación de las pensiones, eliminación de la retroactividad para la percepción de prestaciones de dependencia, o incremento de un impuesto indirecto como el IVA, como ejemplos) en tanto que ha eximido a ricos y poderosos de cualquier clase de esfuerzo adicional, o que incluso los ha halagado aún más con leyes tan gratas para el gran empresariado como el Real Decreto-Ley 10/2010 de reforma laboral.
Este conjunto de circunstancias ha impedido a la postre que los ciudadanos españoles pudiéramos aproximarnos a los aún muy superiores estándares de bienestar de que, según las estadísticas de Eurostat y pese a los recortes que se están generalizando en Europa, gozan aún los países más avanzados de la UE-15, y que incluso en la UE-27 y según esa misma oficina estadística comunitaria, España ocupe un bochornoso ¡veinteavo lugar! en gasto social en relación con su PIB. Por debajo de España están tan sólo «potencias» como Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania. Lo dice, insisto, Eurostat. Vergonzoso e indignante, Sr. Rodríguez Zapatero. A las claras y a la cara se lo espeto.
Por otro lado y en lo que al recorte o eliminación de gastos prescindibles se refiere, me parece oportuno hacerme eco de las propuestas que, en mayo de 2010, hacía un grupo de economistas de diversas Universidades españolas, de entre los que cabe destacar a Alberto Montero y Alfredo Serrano -profesores ambos de Economía de, respectivamente, la Universidad de Málaga y la Pablo Olavide de Sevilla, y miembros de la Fundación CEPS(Centro de Estudios Políticos y Sociales)-, Arcadi Oliveres y Josep González Calvet -Profesores de Economía Aplicada y de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona-, y Miren Etxezarreta, Catedrática emérita de la Universidad de Barcelona. Y he aquí, de forma sintética, un breve resúmen de sus propuestas y del ahorro que para las arcas públicas supondrían:
– Retirada de las tropas de Afganistán, Líbano, y Somalia: 750 millones de euros anuales(obviamente, no se había producido aún la intervención en Libia).
– Eliminación de la inversión en I+D de la industria militar prevista para el año 2010: 950 millones de euros.
– Cancelación del gasto pendiente para el desarrollo y adquisición del avión de combate Eurofighter: 10.975 millones de euros hasta 2024.
– Cancelación de lo aún pendiente de abono de los 1.353 millones para la adquisición de 24 helicópteros de combate Tigre.
– Reducción substancial de cargos de libre designación nombrados «a dedo». Si se tiene en cuenta que en la Administración española(autonomías incluidas) existen unos 25.000 puestos de este tipo y que su sueldo medio ronda los 4.000 euros mensuales, la supresión de unos 20.000 de esos puestos supondría un ahorro de 1.120 millones de euros al año.
– Eliminación de la casilla de asignación tributaria a la Iglesia Católica en la declaración del IRPF: 250 millones de euros anuales.
– Supresión del abono de los sueldos por cuenta del Estado de los profesores de religión en centros públicos: 650 millones.
– Reducción substancial de la dotación de un FROB(Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) que, aprobado hasta un límite de 90.000 millones de euros
(¡casi 15 billones de pesetas!) y para recapitalizar bancos y cajas que se jugaron alegre e irresponsablemente los cuartos de sus impositores en el gran casino de la especulación inmobiliaria, obliga a emitir deuda con la que hacer frente a las ayudas y a abonar con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, es decir, con el dinero de todos, tanto la deuda misma como sus hoy desbocados intereses: en 2010, unos 6.750 millones de euros.
Proponían también esos economistas la eliminación de las exenciones a los premios de Loterías, apuestas y sorteos, lo cual supondría un ingreso adicional de 1.165 millones de euros.
En definitiva, el ahorro propuesto, más el aditamento del ingreso por premios de lotería y sorteos, habrían permitido a las arcas públicas disponer de unos 13.000 millones de euros adicionales que hubieran hecho innecesarios «recortes» y «ajustes» tan traumáticos y antisociales como el de la congelación de las pensiones(unos 1.500 millones de euros de ahorro), el de la eliminación de la retroactividad en el abono de las prestaciones a los dependientes(670 millones), o el de la rebaja salarial de los empleados públicos(2.250 millones). Me refiero por supuesto y como he dejado claro, a cifras de 2010. (Información más detallada al respecto puede hallarla en algunas de mis fuentes habituales. Por ejemplo en PÚBLICO del 16 de mayo de 2010, págs. 2 a 4, y del 29 de agosto de 2011, págs. 2 y 3). Y es tras de todo ello que me pregunto perplejo: Siendo Vd. consciente sin duda de la existencia de alternativas a la de los duros sacrificios impuestos a las clases trabajadoras y populares, ¿por qué las desestimó?.
En todo caso y fuera cual fuese una respuesta que, obviamente, nunca me dará, la cuestión que ahora resulta prioritario plantearse es: ¿qué está pasando en el ya muy avanzado 2011?. Pues a la vista está: que como inevitable consecuencia de la acción combinada de unos ingresos insuficientes cuyo incremento se ha obstinado Vd. en no abordar en base a las razonables propuestas que desde la izquierda real y los medios progresistas se le han venido haciendo de forma reiterada, y del simultáneo mantenimiento de gastos perfectamente prescindibles o al menos recortables, ha creado al país un grave problema estructural en términos presupuestarios para cuya resolución y plegándose como de costumbre a presiones foráneas, ha optado po recurrir a una progresiva sucesión de «ajustes» y «reajustes» que, como era de temer, han devenido finalmente en una drástica y substancial reducción del gasto social y, por ende, en la desprotección y el abandono a su suerte de los sectores más vulnerables de las clases trabajadoras y populares.
Y ha sido como indeseada consecuencia de esas políticas antisociales que ha hecho su aparición un novedoso y creciente pauperismo de resonancias decimonónicas que, de una u otra forma, ha empezado a afectar a amplios sectores de la ciudadanía y ante el que Vd. se muestra tan hiératico e impasible como, por contra, obsequioso hasta la naúsea con los grandes poderes financieros y empresariales. Es decir: con los bancos y grandes empresas del país. Fácil resulta comprobar a través de la prensa diaria(al menos de alguna) que la pobreza está extendiéndose de forma imparable, y me remito al respecto a los encabezamientos de tres artículos escogidos al azar de entre la infinidad de los que sobre el tema de la pobreza en España tengo en mi hemeroteca. Publicados en un periódico tan poco sospechoso de heterodoxia ni de veleidades «antisistema» como EL PAÍS, en el más antiguo, de 2009, se decía: «No tienen ni para comer. Casi 600.000 personas viven de la caridad en España al haber perdido el trabajo, los ahorros, las prestaciones del paro, la ayuda familiar o la vivienda»(28 de junio de 2009, pág. 39), y en otros dos bien recientes: «La crisis eleva un 36% la petición de ayuda en los servicios sociales. Casi ocho millones de personas necesitaron apoyo institucional en 2009″(8 de agosto de 2011, pág. 26); y «Un 37% más de familias pobres pide la renta básica de inserción. La crisis deja en riesgo de exclusión a 200.000 núcleos familiares. El solicitante ha cambiado: ahora es un desempleado que necesita ayuda para salir a flote»(15 de agosto de 2011, pág. 22).
Abundando en la cuestión y, en ese mismo sentido, un reciente documento de Caritas(«VI Informe del Observatorio de la Realidad») atestigua que el número de personas atendidas el pasado año, 950.000, ha significado un incremento de 550.000 respecto a las auxiliadas en 2007, describiéndose también en él perfiles tan significativos como los de «familias jóvenes, encabezadas por cónyuges de entre 20 y 40 años de edad, con uno o dos hijos pequeños», «parados de más de 45 años», o «personas que han perdido su empleo como consecuencia de la crísis y que si en los primeros momentos eran desempleados «recientes», han pasado ahora a ser parados «de larga duración»», concediéndose una especial relevancia al hecho de que «el 67 por ciento de las personas que acuden a Cáritas vienen derivadas desde unos servicios sociales públicos que no les atienden».
Inocultable es pues ya el dramatismo de un contexto social en el que la degradación de la calidad de vida de la mayoria de los españoles es hecho fácilmente constatable a medio de indicadores tan significativos como, por ejemplo, la notable caida del consumo privado, y en el que la pobreza más o menos severa y su secuela de exclusión social afectan ya al 20 por ciento de la población. Dramático contexto en el que, a un ritmo de más de doscientas diarias, casi 400.000 familias han sido hasta ahora despojadas de sus viviendas(15.546 en el primer trimestre de 2011) y quedado adicionalmente endeudadas de por vida con los bancos(algo por cierto que al Sr. Blanco y a la Sra. Salgado ¡les parece justo!); en el que existen 5 millones de desempleados de entre los que prácticamente la mitad agotó la cobertura por desempleo y carece de cualquier tipo de prestación social de emergencia; en el que un millón y medio de familias tienen a todos sus miembros en paro; en el que el mileurismo(o incluso el creciente «ochocentismo») y/o el empleo en precario afectan a más del 80 por ciento de la población joven activa ocupada y también a buena parte de la menos joven; en el que la media del conjunto de pensiones de jubilación del Sistema supera en muy poco los 800 euros mensuales y mantiene a casi un 30 por ciento de mayores de 65 años en el umbral de la pobreza(dato reciente del INE); en el que derechos constitucionales -y ¡Humanos!: véase artículo 10.2 CE- tan básicos como la Sanidad y la Educación corren graves riesgos ante la maquiavélica voladura controlada de que, bajo su impasible mirada, están siendo objeto con el obvio propósito de, al igual que, por ejemplo, lo han sido las centenarias y entrañables Cajas de Ahorros, justificar más adelante su privatización y venta a precio de saldo en los «mercados»…
Es pues en el marco de esta cruel realidad que mucho más que indignado me pregunto de nuevo: ¿cómo puede Vd. tener las increibles desvergüenza y desfachatez de anteponer el pago de la deuda(de la que son en gran medida tenedoras la banca alemana y francesa e incluso la española) a su inexcusable deber político y moral de rescatar de la pobreza a los millones de ciudadanos que, o están inmersos ya en ella, o a punto de sufrirla?. Y es por éso que me veo en la inevitable tesitura de tener que gritarle, indignado, que no es en absoluto tolerable que su recurrente y obsesiva dependencia de entes supranacionales ajenos al Pueblo al que, por si lo ha olvidado, se debe Vd. en cuerpo y alma, impacte de forma tan dramática sobre las clases trabajadoras y populares que le llevaron en volandas a la Moncloa. Y es a ese respecto hora ya de bajarle de su nube y de recordarle, Sr. Rodríguez Zapatero, que los españoles le instalamos en su día en el palacio que aún ocupa para que nos representara y defendiera, y no para que, cual nuevo y despreciable Bruto, nos traicionara y apuñalara por la espalda, o para que, cual no menos despreciable Judas, nos vendiera a los «mercados» para satisfacer a la Sra. Merkel, y a los grandes poderes financieros y empresariales. Por cierto, ¿cual es hoy el equivalente a las famosas treinta monedas del episodio bíblico, Sr. Rodríguez Zapatero?. Digo ésto porque, si bien es sabido que «Roma no pagaba traidores», las generosas recompensas con las que, en agradecimiento a los muchos «servicios» prestados a las élites económicas, han sido gratificados sus antecesores González y Aznar, parecen indicar que aquella digna máxima romana no está vigente ya en nuestros días. ¿Corolario?: Vd. mismo.
Pero su hostilidad hacia el actual modelo de Estado no se circunscribe ya y a lo que parece a la vertiente de lo «Social», pues que en el último tramo de la legislatura ha evidenciado Vd. algunos muy preocupantes «tics» autoritarios de nítido corte neofranquista que han empezado a afectar seriamente a sus otras señas de identidad: la de «Democrático» y la de «de Derecho». Y son a ese respecto dignos de resaltar a modo de ejemplos harto ilustrativos,
a) la desmesurada y pretendidamente ejemplarizante dureza con que Vd. y su entonces Ministro de Fomento, el Sr. Blanco, afrontaron la huelga de controladores de hace un año y su desmedida y a todas luces populista respuesta en forma de una histrionica y efectista declaración del estado de alarma; y,
b) más recientemente y si no auspiciándola de forma abierta, sí tolerando e incluso justificando la bárbara brutalidad policial con la que, al más puro estilo del de los tristemente famosos «grises», hannsido a menudo reprimidas la creciente oleada de protestas populares nucleadas en torno a DRY y al 15-M, y las manifestaciones convocadas por más de 140 organizaciones laicas y confesionales(Redes Cristianas entre otras) para protestar por el obsceno derroche de fondos públicos con los que su Gobierno y otras Administraciones financiaron los actos de culto organizados por una confesión que, según el C.I.S., en absoluto goza ya de respaldo mayoritario en España. ¿Represión filo-fascistoide?, ¡que va!. Porque según Ramón Jaúregui, Ministro de Presidencia de su actual gobierno, «cumplimos las leyes y la policía actuó». ¡¡Bravo!!.
Pues bien, traslado a su través al Sr. Jaúreguí, y, obviamente, también a Vd. mismo, breve y sucinto relato de uno de los muchos episodios de barbarie y de execrables malos modos policiales ocurridos en los días en los que la JMJ colapsó Madrid(y no tan sólo la Puerta del Sol): dos jóvenes que pasean por la calle de Espoz y Mina a la par que algunos fervorosos pro-papistas y que, en el uso de su legítimo derecho a aplaudir o repudiar lo que les plazca, les silban, son abordados por un uniformado que, como es ya al parecer su ilegal pero tolerada costumbre, sin placa identificativa a la vista, espeta a uno de ellos: «Como vuelvas a silbar te voy a meter dos hostias». Requerido para que muestre su número de placa, el individuo(me resisto a llamar agente a semejante energúmeno) responde: «Me la voy a sacar de la punta de la po…a». Textual. Lea la prensa(edición digital de EL PAÍS de los días 19 y 21 de agosto). Pero es que además y como es seguro que Vd. no ignora, en esos mismos días se produjeron agresiones a periodistas(como la tan difundida a Daniel Nuevo) y tan de juzgado de guardia y perseguibles de oficio como la del famoso bofetón propinado a una pacífica e infeliz joven y el posterior sañudo apaleamiento de su acompañante a cargo de unos energúmenos ataviados a lo S.W.A.T. Todas esas imágenes, para vergüenza de Vd. y de su Ministro del Interior, han dado la vuelta al mundo.
Y ante ese tipo de intolerables desmanes pregunto otra vez: ¿es así como «cumplen la ley y actúan» algunos policías uniformados dependientes del Sr. Camacho, de la Delegada del Gobierno en Madrid y, por elevación, de Vd. mismo?. ¿Son ése soez, tabernario y agresivo estilo de chulo de discoteca y esa intolerable falta de respeto al ciudadano una nueva y consentida línea de actuación de algunos elementos de su actual policía uniformada, Sr. Rodríguez Zapatero?. ¿Son o no por consiguiente esos groseros y brutales mostrencos unos «grises» redivivos?. A la vista está que sí. Y de un gobierno que tolera e intenta encima justificar este tipo de «hazañas bélicas urbanas» a algunos miembros de su, en general, más que ejemplar Policia Nacional, y que se muestra tan negligente en la selección de los aspirantes a integrarse en ella para evitar que lo hagan matones vocacionales, psicópatas desquiciados o asesinos potenciales, sólo cabe pensar dos cosas:
1ª.- Que está contribuyendo de forma irresponsable a deteriorar el prestigio social que se han ganado a pulso los esforzados funcionarios que integran los Cuerpos de Seguridad del Estado y del que afortunada y muy justamente, gozan hoy; y, lo que es aún más preocupante,
2ª.- Que parece estar deslizándose por la pendiente de una lenta fascistización política en relación con los derechos y libertades de los ciudadanos, pues es seña identificativa inequívoca de cualquier régimen represor la de pretender resolver problemáticas sociales acallando por la fuerza las protestas populares; fascistización que se hace aún más visible y evidente si, como es el caso de las promovidas por DRY y el 15-M, y las del el resto de plataformas ciudadanas de «autodefensa» que están proliferando a lo largo y ancho del país, esas protestas son absolutamente pacíficas.
Y que conste, Sr. Rodríguez Zapatero, que no siento una satisfacción especial por tener que decírselo tan claro, pero es que «obras son amores, y no buenas razones».
Sin embargo, aun siendo gravísimas su patética deserción del campo de la izquierda socialdemócrata y su creciente tendencia a una suerte de autoritarismo e iluminismo de regusto caudillista, de decididamente apocalíptico cabe tildar el futuro que, «gracias» a Vd., se atisba en el horizonte. Porque, sobrepasando de largo el desencanto que en su momento produjeran las veleidades neoliberales de Felipe González y la corrupción rampante de aquellos días, la muy amarga decepción que su antisocial deriva política y su flagrante derechización han producido entre la ciudadanía han conseguido arruinar por segunda vez en democracia el prestigio social de que, al inicio de los dos periodos de gobiernos del PSOE, gozaban las izquierdas políticas, y ha propiciado además que los sectores de la sociológica menos concienzados y comprometidos políticamente se desmoralicen y desmotiven y asuman sin más y acríticamente esa perversa e injusta máxima popular que reza: «todos son iguales». Está sin duda por ver hasta qué punto aquel irresponsable y estúpido «me pase lo que me pase» va o no a afectar a lo que le pase, no a Vd. -lo cual me la trae obviamente al pairo-, sino a esa izquierda real que, pese al permanente y despectivo ninguneamiento al que Vd. la ha sometido durante la legislatura que agoniza, continúa incansable en la brega defendiendo los valores de progreso social y regeneración democrática que Vd. ha traicionado. Podría parecer en principio que las espectativas inmediatas de esa izquierda han sido dañadas y debilitadas, pero hay razones sobradas para confiar en que el respaldo incondicional de los segmentos sociales progresistas más concienciados de la ciudadanía lograrán salvarla del holocausto al que Vd. ha abocado a la izquierda en su conjunto. En todo caso, el 20-N lo sabremos.
Pero entretanto, lo cierto es que el más rancio ultrareaccionarismo patrio se ha envalentonado y que se las promete ya muy felices pensando incluso en una holgada mayoria absoluta tras del 20-N. Cuenta para conseguirlo, además de con sus incondicionales de siempre, los ricos y los poderosos, también y de antemano con el masivo apoyo en las urnas de los sectores sociales más inmaduros políticamente y más afectados por las dosis masivas de letales radiaciones «telecinqueras» y/o «futboleras» con las que, bajo la égida de Vd., han sido literalmente bombardeados a diario.
Sea como fuere, lo cierto es que el exultante optimismo de la ultraderecha parece estar desgraciadamente justificado, y que ha sido precisamente Vd., un supuesto socialdemócrata, el que la ha abierto de par en par las puertas de la Moncloa. Ha sido Vd., en fin, Sr. Rodríguez Zapatero, quien ha puesto alfombra roja al mismísimo Diablo: al PP. A un PP que, además de corroido hasta la médula por el cáncer de una escandalosa y generalizada corrupción y lastrado por sus intrínsecas y casi consubstanciales miserias morales, alberga la indisimulada intención(las Sras. Aguirre y Cospedal como paradigmas) de acabar con lo poco de el Estado Social que logre sobrevivirle a Vd.. Porque es del todo seguro que, tras de liberalizar y desregular hasta el último vestigio de su ya muy debilitado núcleo esencial: Educación, Sanidad y prestaciones sociales en general, y de dinamitar la Función Pública para, laboralizándola gradualmente, «adelgazar» el Estado hasta un raquitismo próximo al de los estados liberales del XIX, acabará finalmente subastando en indecente almoneda entre los buitres carroñeros del capitalismo doméstico(el Santander y el BBVA deben estar relamiéndose ya) y transnacional lo poco del patrimonio social colectivo que, tras del nefasto Aznar y del no menos nefasto Vd. mismo, reste aún por malvender. Y es claro que, bajo la égida, del PP esos terroristas financieros acabarán apoderándose de, entre otros bienes colectivos y por ejemplo, lo que permanezca aún bajo control público de unas Apuestas y Loterías del Estado y de una AENA cuyos procesos de privatización ha iniciado precisamente Vd., Sr. Rodríguez Zapatero. Tenga por cierto pues que las próximas generaciones se lo «agradecerán» con largueza, y que le recordarán como aquel nefasto personaje histórico que dió los primeros pasos para arruinar sus vidas y que, finalmente, abrió de par en par la puerta a los mercaderes que culminarán el proceso vendiéndoles como esclavos a los «mercados».
Y llegado a este punto y antes de finalizar, entiendo más que oportuno volver la vista atrás y, realizando un sencillo ejercício de memoria histórica, recordar con nostalgia cuán distinto era -o aparentaba al menos ser- el José Luis Rodríguez Zapatero al que, en una lejana noche de marzo de 2004, las izquierdas españolas abríamos las puertas del Palacio de la Moncloa. ¡Si hubiéramos sabido entonces que estábamos metiendo al lobo en el redil de las ovejas y que, años después, dinamitaría premeditada y alevosamente el modelo de Estado que millones de españoles habíamos a duras penas empezado a construir en 1978 y que él estaba obligado a defender y profundizar…!.
Y es a propósito de ello que resulta imperativo recordarle aquel «¡No nos falles, José Luis!», que clamaban esa noche cientos de jóvenes concentrados en Ferraz ante la madrileña sede del PSOE, y que éramos además millones los españoles que nos uníamos a la demanda y que, alborozados, confíabamos ilusionadamente en que el compañero José Luis nos rescataría del pozo de abyección al que, para «sacar a España del rincón de la Historia», el ex-presidente Aznar la había arrojado. ¡Qué tiempos aquellos!, ¿verdad?.
Orgulloso me sentía yo entonces de ser uno más de esos millones de españoles y, entusiasmado, escribía una apasionada carta que, plagiando el ruego que los jóvenes de Ferraz, «¡No nos falles, José Luis!», publicaba el diario grancanario LA PROVINCIA del 19 de marzo, y de la que, habiendo extraviado el recorte de prensa, le adjunto copia del texto que conservo en mi ordenador. Y un mes después, el 22 de abril, y con motivo de las descalificaciones y los ataques de que periódicos de cabecera del talibanismo capitalista internacional como el Wall Street Journal o el Financial Times le estaban haciendo objeto por la retirada de las tropas de Irak, ese mismo periódico local me publicaba una solidaria carta de apoyo y aliento bajo el título «Estoy contigo, José Luis»; carta de la que sí conservo el recorte de prensa y de la que también le adjunto copia. Fácil le resultará comprobar que el ciudadano que, hoy, firma la presente carta, le recibío entonces con los brazos abiertos.
Sin embargo hoy, poco más de siete años después de aquellos gozosos días de 2004 está más que probado que Vd. nos mintió, pues que su dramática ruptura de todo vínculo con los principios socialdemócratas que otrora inspiraran la «praxis» político-social de, por poner un ejemplo emblemático, el llorado y mil veces añorado Oloff Palme, implica por ende que ha roto también en mil pedazos el «contrato social» de raíz roussoniana que aquella noche suscribió con el Pueblo español. Ha traicionado Vd. en fin de forma indigna y miserable su compromiso para con las clases trabajadoras y populares de un país que tan confianzuda e ingenuamente creyó un día en Vd., en álguien que parecía que íba a rescatarnos del pozo de miseria ético- moral en la que la que nos había sumido el aznarato. ¡¿Cómo pudimos ser tan estúpidamente crédulos e ingenuos?!. Un enigma más para la Historia.
Pero no se engañe ni se ufane, Sr. Rodríguez Zapatero. Que gracias a los nada transparentes trapicheos políticos a los que Vd. se ha entregado en los últimos tiempos con tanto ardor haya conseguido que 316 disciplinados diputados(¿recuerda por cierto aquello de que «el que se mueva no sale en la foto», atribuido a Alfonso Guerra?) le hayan permitido sacar adelante la contrareforma constitucional dictada por los poderes transnacionales ante los que tan sumiso se muestra, significa tan sólo que ha ganado una batalla, pero ni mucho menos la guerra sin cuartel que ha declarado al Pueblo español. Y tal afirmo porque, en primer lugar, cabe confiar aún en que los denodados esfuerzos de Gaspar Lllamazares y Nuria Buenaventura en nombre de IU-ICV y en pro de un referéndum, tengan el éxito que merecen y que, finalmente, consigan que al menos 35 señorías(algunas por supuesto del PSOE) sean consecuentes con sus conciencias y que, al igual que Antonio Gutiérrez, tengan la valentía y la decencia políticas de suscribir una petición en ese sentido. Y cabe también confiar en que el Tribunal Constitucional resuelva de forma favorable el Recurso de Amparo interpuesto, también por IU-ICV, acerca del procedimiento parlamentario seguido para la aprobación de su reforma-exprés.
En todo caso y aunque desgraciadamente los denodados esfuerzos de IU-ICV no se culminaran con éxito, insisto, no se engañe ni cante victoria. ¿Por qué?. Se lo explico.
Evidente resulta a la vista de lo que hace que de Historia anda Vd. más bien flojo, pero los que sí nos la hemos más o menos estudiado y sabemos algo sobre ella tenemos pristinamente claro que es siempre mera cuestión de tiempo que los Pueblos sometidos y sojuzgados recuperen los derechos y libertades que cualquier impostor, dictador o sátrapa haya podido arrebatarles eventualmente, y que, por tanto, y si no a lo mejor ni ya mismo ni por una generación en el ocaso como la mía(a poco y como ya le dije, cumplire 70 años), sí vendrán otras después que, maldiciendo su memoria y abominando de su nefasto paso por la Presidencia del Gobierno del Reino de España, reiniciarán la lucha que ya mantuvieran en su momento nuestros comunes ancestros del XIX, para recuperar lo que, en el XXI, Vd. y sus acólitos y corífeos acaban de robarnos: el Estado Social. Y seguro es que restaurarán también el Democrático y el de Derecho.
En cualquier caso, a poco realista que Vd. fuera y tuviera ojos para mirar hacia otros lugares que no fueran Bruselas, Berlín, París o Washington y oidos para oir cosas distintas a las que desde alli le ordenan, quizás repararía en lo que DRY y el 15-M, las Mesas de Convergencia, las Asociaciones de Desempleados, las Plataformas de Afectados por la Hipoteca y, en general, todos los emergentes y muy activos movimientos sociales, le están(estamos) diciendo ahora mismo desde las plazas públicas españolas y a través de las redes sociales, y quizás comprendería entonces que las generaciones «futuras» a las que he referido anteriormente no son en realidad tan «futuras» sino que sus «avazadillas» y combatientes primerizos están ya aquí, que son, ya, rabioso presente. Y quizás se percataría también de que, ayudando en lo qué podemos y cómo podemos, los más o menos «antiguos» estamos también al lado de nuestros jóvenes inconformistas e indignados, y de que DRY y el 15-M son ya de hecho unos movimientos intergeneracionales de amplia base social y cuyo prestigo ha traspasado fronteras e inspirado revueltas como, por ejemplo y en estos días, las que el pueblo israelí está protagonizando en las calles de Tel-Aviv y de otras ciudades del país. La «Spanish Revolution» que inspirara inicialmente Stèphane Hessel y que, desde España y entre otros, están alentado gentes de bien como José Luis Sampedro, Federico Mayor Zaragoza o Baltasar Garzón, es pues ya, Sr. Rodríguez Zapatero, una espléndida y muy esperanzadora realidad, y viene a confirmar lo que en su postrer discurso a la nación chilena dijerá un inmortal héroe socialdemócrata como Salvador Allende: «LA HISTORIA ES NUESTRA, Y LA HACEN LOS PUEBLOS».
Dado pues que somos multitud, y que estamos EXIGIÉNDOSELO porque la «Historia es nuestra» y no la deciden ni nos la diseñan a su antojo y conveniencia ni Vd. ni otros como Vd., ¿tendrá Vd. la amabilidad, Sr. Rodríguez Zapatero, de atender nuestra más que legítima pretensión de manifestarnos en referendum vinculante acerca de la nueva redacción del artículo 135 de la Constitución Española?. Si finalmente lo hiciera, hasta quizás le restituiría el tratamiento de V.E.
Sin el menor aprecio de momento:
Fdo.: José Luis Antonaya García
DNI. —————–
En Las Palmas de Gran Canaria, a 15 de septiembre de 2011