¿Quién destruye, protege, supera el Estado del Bienestar en España?

Posted on diciembre 13, 2012

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Destrucción

La representación del PSOE del papel de defensor del Estado del Bienestar es básica en su estrategia de recuperación de los afectos perdidos entre esos cuatro millones de personas que le votaban antes de los recortes y no le han votado después.  En este teatrillo, el partido en el Gobierno (es el turno del PP) ejecuta los recortes y las reformas que el paradigma ideológico impone en los tiempos en los que la manta no puede tapar a las oligarquías y a las clases trabajadoras occidentales al mismo tiempo; el partido de la oposición eleva una queja, recibida con esperanza por una sociedad ansiosa de protectores. Aunque la farsa ya no es tan creíble y algún millón de personas abandone la sala en la que se escenifica la pantomima, el mecanismo encantador sigue siendo efectivo para los muchos millones de personas fieles a uno de los títeres y para los varios millones de personas deambulantes entre peperos y pesoístas.

Al principio de esta legislatura el PSOE inició la representación con un tono bajo porque sabía que los millones de personas reconquistables todavía se acordarían de sus tropelías. Ya van subiendo ese tono. Pues la indignación hacia los recortes presentes provoca el olvido de los recortes cercanamente pasados. Pronto encabezarán las manifestaciones para ser más visibles hacia los que quieren el advenimiento de un Gobierno más piadoso.

Quienes han hecho tantas reformas laborales, las dos reformas de las pensiones, quienes empezaron los recortes en dependencia después de presumir más que financiarla, quienes se fueron del Gobierno corriendo con elecciones anticipadas porque sabían que el paradigma compartido con PP/CiU/Coalición Canaria/… imponía ya recortes en sanidad y educación, quienes congelaron la pensiones, quienes reformaron la Constitución para dar prioridad a la deuda, quienes hicieron reformas de impuestos que pone al Estado en una insuficiencia estructural de ingresos causante de déficit, quienes han privatizado tantas empresas y cajas, … ¡RECONSTRUIRÁN el ESTADO DEL BIENESTAR!.

Quienes crean en el Estado del Bienestar no deberían estar muy confiados en este postulante, aunque los medios de convicción son tan eficaces que su pensamiento no vuela más allá de los barrotes de la jaula ideológica (PROHIBIDO PENSAR FUERA DE LOS PARAMETROS PRESCRITOS POR LOS GRANDES MEDIOS DE COMUNICACIÓN, propiedad de quienes orientan a la sociedad por este caminito con vallas a los lados).

Protección

¿Quién puede defender el Estado del Bienestar?. Debería ser la sociedad eligiendo mejor a sus representantes (PP, PSOE y nacionalistas como CiU o Coalición Canaria están descartados; sobre la Izquierda Unida de los muchos Valderas que hay metidos pesa la sospecha), vigilando, protestando, exigiendo, … Una sociedad liberada de actores tradicionalmente reconocidos como defensores de ese Estado del Bienestar, como sindicatos que han mirado más para la creación de una estructura organizativa que en conservar la formación ideológica crítica de ciudadanos y trabajadores, en organizarlos y en plantear una lucha. Su abandono de su función movilizadora, su firma de pactos agresores a los derechos sociales que dice defender, su excesiva condescendencia con el pesoísmo, … rinden cuenta de su actual naturaleza histórica.

En la sociedad hay movimiento social que intenta organizarse alrededor de sí mismo, lejos de siglas denigradas. Dentro del 15M hay por ejemplo una parte que añora ese Estado del Bienestar y lo reivindica contra los destructores, con algunas confusiones. Este sector además puede demandar una profundización democrática, una democracia más participativa, a la manera del referente islandés de capitalismo, que se ha idealizado mucho (su proyecto de Constitución se encuentra en una situación incierta).

Pero también hay un sindicalismo combativo y otro tipo de organizaciones sin los pecados mortales de sus hermanos mayoritarios en esta materia durante sus años de vida. No tienen a su servicio los grandes medios de comunicación ni otros grandes recursos, sólo disponibles para quienes desmoronan pieza a pieza el engendro.

Superación

Sin embargo, antes de este periodo de disminución de la actividad y los derechos sociales y ahora han existido grupos, con larga trayectoria o de constitución reciente, negadores de ese Estado del Bienestar. Algunos grupos fieles al comunismo (como el Partido Comunista de los Pueblos de España, Corriente Roja, Unificación Comunista de España, ) han visto siempre en el Estado del Bienestar una concesión transitoria de derechos del capitalismo a los trabajadores occidentales, conseguidos en un momento de pacto entre un fuerte movimiento obrero y el capital. Su horizonte era similar al de los socialismos y comunismos fuertes de la Segunda Internacional (que llevaba dentro el debate entre socialistas y comunistas). Su objetivo no es la obtención de unas migajas cuando al capitalismo le sobre, sino un derribo del capitalismo, una derrota del capitalismo de las grandes corporaciones y su sometimientos de los pueblos empobrecidos.

Con denodado e incansable esfuerzo han conservado viva esa tradición incluso en los tiempos en los que la mayoría de la clase trabajadora vivía en la mayor de las felicidades consumistas y no prestaba oídos a los planteamiento críticos, calificados de trasnochados. Esta corriente crítica crece en la actualidad, aunque la alienación de las sociedades occidentales impide su extensión a mayores ritmos. De alguna forma, esta corriente tiene que dividir sus esfuerzos en luchar contra la mercantilización de los derechos sociales y en proponer la construcción de poder popular para ir más allá.

Junto a ese enfoque, también en los años de bonanza y ahora se ha mantenido viva una crítica al modo de vida occidental, por ser un modo de vida que esclavizaba al occidental y lo encadenaba a un trabajo asalariado para sostener altos niveles de consumismo; por ser un modo de vida derrochador de recursos (limitados) y excesivamente generador de residuos (contra la atmósfera, el hidrosfera, la litosfera) hasta saturar los sumideros y provocar la crisis ecológica; por aumentar el consumismo occidental sobre el expolio de recursos y la explotación del trabajo de personas invisibilizadas de los países empobrecidos; por consolidar el reparto machista de roles sociales.

En su estrategia se han creado pequeños espacios de vida alternativa, de autogestión: movimientos de agricultura ecológica, de ocupación de viviendas, tierras y aldeas, de escuelas libres, de medios de comunicación comunitarios, de financiación cooperativa, de integración de espacios, de reflexión, … Un mundo paralelo que construye la alternativa y resta fuerzas al mundo convencional.

El paso de un lado al otro difícilmente puede ser un salto, a no ser que el mundo convencional provoque la obsolescencia de la persona en el capitalismo excluyente. Darle alas a la alternativa requiere de una verdadera emancipación psicológica del capitalismo, ya que no se le pide socorro a ninguna entidad (el Estado del Bienestar) para la satisfacción de las necesidades, se asume la responsabilidad colectiva de cubrirlas. Yo me confieso admirador de este planteamiento y muchas veces me examino y no encuentro en mí la madurez para hacer la transición desde el complaciente capitalismo para un occidental acomodado hasta el universo donde hay que partir desde la ilusión y poco más.

El Estado del Bienestar para estas personas adoctrinadas en él puede ser visto como una droga que engancha y produce efectos secundarios. El síndrome de tolerancia se contemplaba cuando en años de vacas gordas todo era poco. El síndrome de abstinencia se observa cuando alguien deja de recibir las rentas de este sistema y se desespera porque no sabe qué será de su vida.

Sin embargo, se podría afirmar (efectos secundarios) que gran parte de la sanidad pública es necesaria porque el modo de vida enferma y la medicina es mercancia; la educación es una programación de los siervos del sistema; las pensiones era una continuación de la dosis; … Todo muy paternal y dependiente de factores incontrolables.

Como ocurre a los comunistas sinceros, las personas que emprendieron la marcha libertaria y los que deseamos acumular la madurez para dar pasos  nos preguntamos en esta avalancha de avaricia. La respuesta no es complicada. Si la transición personal muchas veces es lenta, la social requeriría generaciones. Es así que históricamente sea pertinente una alianza de auténticos conservadores del Estado del Bienestar, de comunistas que quieren llegar más allá y de los libertarios que consideran que el tiempo futuro pasa por un decrecimiento, una relocalización y una vida más comunitaria.

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