La progresividad fiscal siempre fue un elemento importante dentro del programa del reformismo socialdemócrata. La poca fuerza que la izquierda ha tenido en esta país (en este blog se mantiene la tesis de que el PSOE no forma parte de la izquierda, aunque esté a la izquierda del PP, lo que tiene poco mérito, aunque a muchos militantes y simpatizantes le parezca un éxito ideológico) se demuestra en las prácticas contrarias al programa de socialismo suave: los procesos de disminución de la progresividad, de privatización, de otanización, de aumento de la desigualdad según indicadores OCDE, de instauración de un bipartidismo sin fisuras, …
En el primer paquete de recortes del PP se incluye una reforma fiscal en el IRPF. Todos esperábamos una reforma fiscal en el IVA (se supone que ya llegará, quizá en marzo), pero se hizo en un impuesto en el que cabe hacer progresividad. Y se ha hecho progresividad. Por eso, no he entendido el rechazo de la izquierda sin muchos pecados; de la izquierda simuladora se podría esperar cualquier ruido sin contenido con tal de dar sensación de diferencia.
Dentro del Real Decreto Ley hay varias medidas que merecen mayor consideración de oposición como el retraso de la entrada en vigor de la Ley de Dependencia para dependientes moderados o la reducción de la ayuda oficial al desarrollo, ya en niveles alejados del 0,7%.
En lo que a la reforma fiscal se refiere, la izquierda podría protestar porque el gobierno la ha hecho sin exponerlo en su programa, aunque aleguen las circunstancia excepcionales del desvío del déficit. Pero esa protesta más bien correspondería a sus partidarios. Ya Zapatero nos demostró que en la democracia devaluada las promesas electorales no deben ser la inspiración del programa de gobierno. Rajoy continúa por la senda.
La izquierda debería protestar porque se sube el tipo de las rentas más bajas de 24% á 24,75%. Creo que después de que Solbes hiciera una injustísima subida a las rentas más bajas de 15% a 24% el tipo de las rentas más bajas mientras bajaba del 45% al 43% la de las rentas más altas y bajaba al 18% el tipo de las rentas del ahorro, … el tipo de las rentas más bajas estaba demasiado elevado. En esto la denuncia debería ser enérgica, pero el rechazo con el recuerdo de lo que hicieron los socialistas que vuelven a representar el papel de arrepentidos por el neoliberalismo desarrollado.
Está claro que es temporal, sólo para 2012 y 2013. Los recortes a las personas con rentas bajas se les imponen recortes que se consolidarán y a las personas con rentas más altas se les anuncia que el esfuerzo será temporal.
Es obvio también que gravísimamente insuficiente para un planteamiento de izquierda, ya que no iguala rentas en general con rentas de ahorro, no acaba con la deducción de planes de pensiones, no establece una tarifa suficientemente potente. Además, el IRPF es sólo una de las piezas del sistema tributario (la más importante) y no se tocan otros impuestos directos como el de Sociedades o no se exige el retorno con energía de los impuestos de Patrimonio o de Sucesiones. Finalmente, parece claro que tan importante como la regulación de los impuestos de forma solidaria es la persecución del fraude fiscal, algo en lo que no hay un compromiso mínimamente satisfactorio en estos partidos con opciones de gobierno.
También se puede considerar oportunista, ya que, como se ha dicho, el PP todavía tiene unas elecciones en la agenda, las andaluzas, y no le conviene mostrar su lado más antisocial, lo que le habría orientado a apretar las tuercas del IVA. Se puede sospechar que en futuros ajustes volverán a la senda esperada. Con todo, hay que decir que el PSOE con elecciones por delante sí agredió con subidas de IVA y sólo a últimísima hora hizo una recuperación (también temporal y rebajada) del Impuesto de Patrimonio, después de obstinarse en no hacerlo. Proximamente veremos, supongo, la reforma del IVA que nos esperamos.
Sin embargo, me ha parecido un error negar él mínimo y temporal avance en progresividad de la medida. Me ha dado la sensación de que tras décadas de quebranto del principio de progresividad en el IRPF y en todo el sistema tributario (librando rentas a quienes más tienen) por gobiernos del PSOE y del PP, la izquierda ha perdido el sentido de este principio.
Dentro de la clasificación de los tributos, los hay proporcionales y progresivos. Un impuesto es proporcional si aumentando la capacidad económica se incrementa en el mismo porcentaje el tributo, pues se usa un mismo tipo. Ejemplo: El IVA: si tú te compras una camiseta de 10 euros, pagas 80 céntimos de impuesto; si Botín se compra una camisa de Yoryo Armani a 100 euros, paga 8 euros de impuesto. En el impuesto progresivo a un aumento de capacidad económica le acompaña la aplicación un tipo impositivo superior. Ejemplo: El IRPF: Si tu ganas 20.000 euros se te aplica el 24%; en cambio, a la renta por encima de 300.000 euros del salario de Rato se le aplica un 52%.
Pues bien. En esta reforma se cumple ese principio, por mucho que nos extrañe que la primera reforma fiscal de mejora de la progresividad en el IRPF en la Historia de la democracia la haga el partido de la derecha en el bipartidismo de derechas. Zapatero en 2009 hizo una más tímida, subiendo uno o dos puntos a rentas generales y rentas del ahorro; menos significativa que esta.
Antes de esta reforma el/la mileurista tendría que pagar (si tiene la obligación de tributar, ya que por debajo de 23 mil no hay obligación) 3360; después de la reforma 3465. Rodrigo Rato antes de la reforma tendría que pagar 1305983,36 euros; después de la reforma, 1543131,24 euros. El mileurista tendría que pagar 105 euros más y Rodrigo Rato 237.147,88 euros más. Hay que combatir el fraude, pero también hay mejorar la progresividad de los impuestos que albergan esa posibilidad, pues cada mejora de la progresividad formal tiene beneficio en el efecto progresivo sobre la capacidad económica no defraudada.
Para encuadrar en el transcurso histórico esta reforma he recopilado las tarifas del impuesto en varios momento: primera regulación (1978), primera gran reforma (1991), segunda gran reforma (1998), una modificación secundaria (2002), el momento antes de la tercera gran reforma (2005), la tercera reforma (2006) y la comparación de la tarifa antes y después de esta medida temporal. La tarifa es sólo uno de las piezas del tributo y el IRPF es sólo uno de los impuestos del sistema, del que se escapa mucha capacidad económica por la vía del fraude y la elusión, pero es un buen indicador de lo que ha ocurrido en estas tres décadas de gobiernos alternantes de PP y PSOE.
Francisco Fernández Ordóñez, hermano del actual gobernador del Banco de España, fue el artífice de reagrupar varios impuestos de rentas para hacer un impuesto único sobre la renta de las personas físicas en 1978. Pertenecía a la UCD, pero hizo el IRPF más progresivo de nuestra Historia, contextualizado en el marco histórico de la Transición, con presión popular y con un neoliberalismo incipiente. En aquella época las palabras no estaban tan vaciadas de contenido y el principio de progresividad no estaba tan hueco por dentro. Vean como el tipo más bajo es del 15% y el más alto.
En 1991, los gobiernos de Felipe González y su ministro Solchaga hicieron un primer ataque al principio de progresividad. Recordemos que a esas alturas el felipismo ya estaba alcanzando su cénit. Con esta reforma el tipo más bajo se aumenta hasta 20% y el tipo más alto se disminuye hasta 53%
Al felipismo le siguió el gobierno de intensificación de las privatizaciones, desregulación del suelo y reforma fiscal de Aznar. Por supuesto, no se quitó el placer de reformar el IRPF. Ya en junio de 1996 separaba lo que ha dado en llamarse plusvalías de las bases imponible y liquidable, aplicándole un tipo especial, muy aminorado; en 2006 se agravan estas separaciones. Empezaban a hablar de la teoría de que reduciendo la carga fiscal, menos personas recurrían al fraude y aumentaba la actividad económica, ocasionando una mayor recaudación. Por eso, en la reforma de Rato se baja el tipo a todos, aunque en el impacto de la reforma estaba claro quienes tenían un ahorro fiscal de unos cientos y quienes lo tenían de millones. A las rentas bajas se les disminuye a 18% y a las altas a 48%. La tabla se divide en dos porque ya se había implantado la cesión parcial del impuesto a Comunidades Autónomas (la primera tabla es estatal y la segunda regional).
En 2002 profundizan en este discurso. Los tipos se reducen a 15% y 45% en la reforma de Montoro.
La reforma más regresiva es la de 2006. Como se dice más arriba, para simplificar la tarifa, se elimina el tramo inferior de la escala anterior. Ahora el tramo inferior tiene un tipo de 24% y el superior sí baja a 43%. Noten que si en 1978 el tipo más alto más que cuadruplicaba al más bajo, con esta reforma de Solbes ni duplica. Pero la reforma fue más grave todavía, todas las rentas procedentes de intereses, dividendos y seguros, independientemente del nivel de renta del receptor, bajaban a 18%, por lo que el impuesto en este tipo de rentas (del capital) se hacía proporcional.
Ya se indicó que la nueva reforma fiscal, temporal para 2012 y 2013, supone una mejora de la progresividad, como se podrá ver en los siguientes cuadros. No es la reforma propia de la izquierda para este tributo, ya que se eleva el tipo en el tramo inferior, demasiado elevado por culpa de la reforma de 2006, o se recupera una deducción en vivienda con efectos perversos, pero es evidente la mejora de la progresividad, en rentas del trabajo y en rentas del capital, que se presentan por separado en estos dos cuadros.
Yo no sé si el PP hizo esta mejora por simular que también toca a las rentas altas y si a partir de ahora caerán todos los palos sobre las rentas bajas y medias, con subida de IVA y de recortes y más recortes, lo que es de esperar. Sin embargo, de los datos que se aportan en esta entrada podemos deducir que con los dos partidos el camino hacia la regresividad ha sido imparable (el PSOE le ha bajado 14,5 (Solchaga 12,5 y Solbes 2) puntos a las rentas más altas y el PP, 8 (Rato 5 y Montoro 3); el PSOE les ha subido 14 (Solchaga 5 y Solbes 9) puntos el tipo a las rentas más bajas y el PP se lo ha bajado 5 (Rato 2 y Montoro 3)) hasta esta reforma por la crisis.
¿Por qué tanto interés en este artículo?. Porque estas reformas fiscales son una pieza fundamental de la ideología neoliberal. Por ejemplo, es común escuchar que Zapatero tuvo dos etapas como presidente: la buena, en la que hizo grandes progresos sociales por sus convicciones; la mala, en la que se vio forzado con dolor para su corazón a adoptar medidas antipopulares, por responsabilidad. Pues no. La crisis que vivimos se debe precisamente a reformas laborales y fiscales como la que protagonizó Solbes en 2006, durante la época en la que Zapatero era un bendito.
No quiero terminar sin exponer que el sistema tributario se compone de otras figuras (sobre todo Sociedades, IVA y Especiales; también figuras muy desaprovechadas como Sucesiones o Patrimonio; otros impuestos como Transmisiones o los locales (IBI, Circulación de Vehículos)). En ellos, las dinámicas han sido igualmente regresivas y antipopulares. En las cotizaciones a la Seguridad Social siempre ha habido una acusación de los técnicos con sensibilidad de izquierda de que se trataba de un modelo de cotización regresivo, porque las bases están limitadas. Además la lucha contra el fraude fiscal se mantiene en unos 10 mil millones, cuando los técnicos de Hacienda nos advierten de que se eleva a 90 mil. Además hay figuras como las SICAV o la Reserva de Inversiones de Canarias, que son un coladero sin fraude de impuestos de rentas más altas. La izquierda debe mantener la mirada atenta hacia todos estos elementos.
La progresividad ha sido muy dañada por los sucesivos gobiernos de PP y PSOE, como puede verse. No se espera de ellos que la recuperen. Las medidas puntuales que han adoptado (está subida temporal por dos años, la recuperación temporal del Impuesto de Patrimonio, …) se deben a que las exigencias de reducir el déficit público son tan grandes que incluso tienen que ir contra su determinación de ceder al mandato que tienen de las rentas más altas de disminuir su carga fiscal. En un momento de relajación del ajuste eliminarán estas coyunturales mejoras de progresividad, aunque sean tan pobres. Los bancos, corporaciones y grandes fortunas son intocables mientras el pueblo durmiente no despierte y se rebele. Los paraísos fiscales, la economía sumergida, el peso que han tomado los impuestos de consumo y renta del trabajo, la eliminación o su intento de impuestos de sucesiones y patrimonio, las deducciones en el Impuesto de Sociedades, … Son demasiados los elementos enfermos del sistema fiscal.
El Eremita
enero 7, 2012
Toda la cantinela de los libelos en referencia a que «cuanto menos impuestos, menos fraude» cae por su propio peso cuando analizamos algo tan simplón como la tasa de economía sumergida en España desde el inicio de la transición.
Los datos están a disposición de quien le plazca en Google o Eurostat, hasta en la web de la OCDE si mal no recuerdo, ahí se comprobará cómo durante toda la Historia de la Restauración Democrática siempre se ha mantenido la línea de aproximadamente el 20% de economía sumergida, excepto en los años más «rosas» del PSOE con Felipe González donde llegó a reducirse al 14%. Sin embargo, a partir de 1993 con las reformas con clara influencia libela la tasa vuelve a dispararse hasta el 20%, se mantuvo con Aznar y lo que es aún peor; desde el inicio de la crisis en 2007 no hizo sino subir hasta llegar actualmente al 21,8%…
Los apologetas de esa nueva religión llamada liberalismo con clara influencia calvinista y luterana deberían echar un vistazo a «Contrahistoria del liberalismo» de Domenico Losurdo, una magnífica obra donde no salen muy bien parados precisamente los primeros ideólogos del liberalismo, todos ellos esclavistas y gente de muy mal vivir.
El Eremita
enero 7, 2012
Corrijo, los datos son aún peores de los últimos a los que tuve acceso: La economía sumergida en España roza ya el 24%: http://www.lne.es/economia/2011/06/02/economia-sumergida-espana-roza-24-pib-cajas-ahorros/1083544.html
Samuel García Arencibia
enero 7, 2012
Hola, El Eremita.
Ese fraude parece que forma parte del sistema. No se aprecia mucha voluntad de atajarlo. Los gobiernos presumen de obtener 10.000 millones. Pero ese 24% de economía sumergida con una presión fiscal del 32% son aproximadamente esos 80.000 millones de los que hablan los técnicos de Hacienda. Sólo quiero decir que además de perseguir el fraude hay que rediseñar el sistema tributario para a acercarnos a modelos europeos más redistributivos. La Historia de la progresividad del IRPF nos ayuda a entender que hemos caminado al revés.
Juan L. Pérez
enero 7, 2012
De donde se podría deducir el porqué a un pequeño autónomo le da más miedo defraudar que a una gran fortuna. El primero anda agobiado, con temor a perder lo poco o mediano que tiene. Para la gran fortuna no sería otra cosa que una minucia. Se ha procedido a atenazar al pequeño y al mediano, liberando al grande. Las jerarquías se han inmovilizado, dando lugar a la profesionalización del poder, permitiendo la máxima concentración del mismo y de la riqueza. Cualquier cosa menos distribuir equitativamente ésta última.
Quizá asistamos un cambio, pero bien nos avisan de que es tan sólo temporal. Si al término de dicha temporalidad se redujese el tipo para los primeros tramos y se mantuviese para los más altos, sí asistiríamos a un cambio de tendencias pero, atendiendo a lo ya acaecido, mucho me temo que volveremos a la regresividad, que se derogará sin más la medida, en vez de modificarla para los más débiles y continuarla en el tiempo.
Un saludo.
Samuel García Arencibia
enero 7, 2012
Parece que los esfuerzos fiscales a los ricos (Patrimonio y Renta) son temporales, pero la disminución de rentas de las clases trabajadoras (salarios y pensiones) o el deterioro de los servicios públicos son para siempre, a no ser que la crítica social se extendiese. Algo que no veo muy claro.
angelsmcastells
enero 8, 2012
Gracias, Samuel. He incorporado el link al final del texto. Un saludo y salud y fuerzas para mejorar el año!
Fran
enero 8, 2012
Lo más criticable es que la subida del irpf, se carga fundamentalmente en las rentas bajas y medias ( lo que va a deprimir la demanda más si cabe), constituyendo cerca de las dos terceras partes de lo que se piensa recaudar. Y esto que los propios informes de Hacienda nos dicen que cerca del 50% de la recaudación del irpf está conformado por las rentas apartir de 60 mil euros, que ya es una cantidad importante, y que da mucho margen de recaudación con una subida progresiva y creando más tramos.Además subiéndo el irpf a los tramos más altos no deprimes la demanda, pues estos no consumen la mayor parte de la renta, destinándola en gran parte al ahorro y la inversión financiera.
Sobre la lucha contra el fraude, más de lo mismo, la meta que se imponen, apenas alcanza la recaudación del año anterior, aunque la medida de limitar los pagos en efectivo parece que puede tener un alcance recaudatorio mucho mayor a juicio de los expertos de Hacienda.
Otro combate fiscal que no hay que dejar de lado, es el de las entidades de tenencia de valores extranjeros:
http://www.elpais.com/articulo/economia/Hacienda/considera/entidades/tenencia/gran/foco/fraude/elpepueco/20110227elpepieco_2/Tes
En Impuesto de sociedades, Hacienda considera que las grandes empresas llegan a defraudar hasta 42 mil millones al año, y eso que tienen un tipo real, que no nominal, de un 10%, de los más bajos con diferencia de la UE.
Y bueno en fin, que todo esto demuestra que ni el PSOE es de izquierdas, ni son necesarios los recortes, pues hay margen de actuación suficiente para captar recursos con los que impulsar la economía, y además reducir la deuda ( más ingresos menos endeudamiento) que nos está costando miles de millones de euros al año de más, dados los tipos que estamos pagando estando a cuerpo descubierto ante la especulación financiera.
Samuel García Arencibia
enero 8, 2012
Hola, Fran.
Después de los recortes de progresividad que se han hecho, parece claro que una izquierda de verdad (con el PSOE es imposible: su programa sólo establecía un impuesto a los bancos y otro a las grandes rentas que sustituiría a Patrimonio) debería tocar muchas piezas, muchas muchas (porque la degradación que PSOE y PP han hecho es muy muy grave). En esta reforma de la tarifa, como digo más arriba, sólo veo un problema: haberle pedido un esfuerzo de 150 euros anuales a personas que están haciendo un sobreesfuerzo con respecto a la tarifa de 2005. Para recuperar la progresividad al impuesto habría que reintegrar las rentas del ahorro en la base liquidable general, establecer una nueva modalidad de tributación para las plusvalía, acabar con deducciones como vivienda y pensiones, acabar con la obligación de declarar para rentas inferiores a 24.000 con dos pagadores, … Pero además de estas medidas habría que ir impuesto por impuesto a rectificar todo el descalabro que ha hecho el bipartidismo en estas tres décadas. Mejorar la lucha contra el fraude y la elusión fiscal y aumentar la presión fiscal son medidas complementarias. Todo forma parte de un programa mínimamente de izquierdas que ni PSOE ni PP cubren, aunque esta reforma del PP asombrosamente haga movimientos en esa línea.
Salud.
axel
enero 11, 2012
respecto a la renta de ahorro n creeis que se deberian penalizar mucho mas? y lo digo basicamente pq si estamos en un sistema de consumo el que no gasta deberia ser castigado no?lo que es una locura es premiar al que ahorra cuando el sistema se basa en el consumo
Samuel García Arencibia
enero 11, 2012
Hola, Axel.
En mi opinión las rentas del ahorro por lo menos por lo menos debería tributar lo mismo. Igual pienso que debería contribuir más, porque son muchas veces rentas sin ningún esfuerzo. En cambio, el discurso dominante dice que hay que mimarlar para que los ahorros se queden con nosotros. Visto lo que hacen (especular sobre todo) no entiendo tanta hospitalidad.
También estoy en contra del consumismo. Me gustaría más un sistema social de necesidades básicas garantizadas, de trabajo limitados y compartido, de tiempo dedicado a las aficiones, … Este sistema de crecimiento y consumo infinito no es sostenible: el mundo no da para todos ni durará mucho.
axel
enero 11, 2012
Si yo tb estoy de acuerdo contigo era un comentario con un poco de sarcasmo,yo soy de los que creo que mantener un sistema economico basado en el crecimiento infinito cuando nuestro sistema de vida(planeta,recursos etc) es finito es una contradiccion en si mismo,pero cuando las personas solo viven poco tiempo(80 años es poco relativamente)solo miran en vivir bien ,pisen a quien pisen,a mi modo entender se necesitan politicos o algun personaje que cambie el rumbo ,alguien atrevido pq creo que vamos totalmente a la deriva.
Samuel García Arencibia
enero 11, 2012
Sí. Pisan a los pueblos empobrecidos y a las generaciones que encontrarán un planeta agotado por tres generaciones occidentales de derroche.
Perdona si no pillé el sarcasmo. 🙂
Mari Carmen Lopez Orellana
enero 11, 2012
entiendo poco vuestra conversacion ,intento comprender,os admiro por vuestros conocimientos y desde mi modestia pregunto,¿que se puede hacer ante tanta injusticia?i
Samuel García Arencibia
enero 11, 2012
Hola, Mari Carmen.
Eres muy amable. Yo admiro que tú también quieras aprender cómo hacer un mundo mejor para todos y no un mundo privado para unos pocos. En eso andamos unos y otros.
Con respecto a lo que preguntas… Vas por buen camino. La respuesta es preguntártelo, buscar respuestas, compartirlas, asociarte a quienes quieren hacer ese mundo mejor, exigirle a la sociedad y a sus representantes que se acuerden de cada persona.
Salud.
Ángela
enero 11, 2012
Hola a todos encantada de coincidir con gente preparada a mas cambios, muy a nuestros pesares.
Mª Carmen respecto a tu pregunta….quiza sea una locura o un atrevimiento decir que una de las cosas que podria terminar con tanta injusticia sería que todo aquel que tenga dinero en el banco lo sacara….TODO FUERA….no estamos en un sistema de consumo, pues consumámos y los autónomos que dejaran de pagar un sólo mes…que podría pasar, después de todo lo que llevamos sufrido y lo que nos queda??
Samuel García Arencibia
enero 11, 2012
Hola, Ángela.
Gracias por tu encantamiento. 🙂
Los cambios normalmente serían a peor, pero el futuro no está escrito si hay una sociedad con anhelo poético.
vhonkhamy
enero 11, 2012
Es un análisis muy profundo de la fiscalidad. Yo soy del parecer que un aumento progresivo del IRPF es positivo. Por supuesto las rentas más bajas deben quedar exentas y el aumento debe ser siempre proporcional, aunque dado el gran desequilibrio que hay en nuestro país, rentas muy elevadas tendrían que subir más. El problema es cuando algunos individuos mantienen parte de su dinero en el extranjero y fuera del control de nuestra hacienda. De acuerdo en lo de las sicav’s. Respecto al IVA me preocupa que se suba ya que eso limitará el consumo, sin embargo creo que determinados artículos de lujo si deberían tener IVA’s superiores, así como también el tabaco y el alcohol. Otra cosa que se debería plantear es poner un impuesto al marketing que encarezca enormemente la publicidad, pero que reduzca estos impuestos en función de los empleos fijos generados por estas empresas que se publiciten. También, a modo recaudatorio, sería un buen momento para plantearse la invalidación de la peseta. De este modo todas aquellas pesetas que no se hubiesen cambiado en un tiempo establecido, pasarían a ser propiedad del Estado que podría reemitirlas como euros de su propiedad.Por si fuera poco, esto también obligaría a que muchos evasores, que aún estaban cambiando muy despacio las pesetas que poseían en negro, tuvieran que declararlas para no perderlas completamente.
Herramientas para vencer la crisis no faltan, lo que falta es imaginación y capacidad. pero de eso la derecha nunca ha tenido y resulta que en nuestro país no tenemos de otra cosa más que derechas. Los hay más franquistas o menos franquistas, más neoliberales o menos neoliberales, más proyankees o más progermánicos, pero a la hora de votar todo son papeletas de derechas… ¿Por qué será?
Samuel García Arencibia
enero 11, 2012
Hola, vhonkhamy.
Comparto gran parte de las propuestas fiscales que formulas.
Sin embargo, creo que más interesante que salir de la crisis es salir del modelo.
Carlos Rego
enero 11, 2012
Desde mi humilde opinión el tono usado en este análisis carece de objetividad. Es evidente que en esta entrada se comenta con certeza la evolución en las tarifas del IRPF, pero no se hace lo propio respecto a la determinación de la base imponible y las deducciones en cuota. Por ello el análisis de la progresividad se queda muy cojo.
Samuel García Arencibia
enero 11, 2012
Hola, Carlos.
Tienes razón en que no se evalúan todos los elementos del impuesto. Mi autocrítica hacia las limitaciones del artículo han ido más lejos incluso. Se dice en el artículo: «La tarifa es sólo una de las piezas del tributo y el IRPF es sólo uno de los impuestos del sistema, del que se escapa mucha capacidad económica por la vía del fraude y la elusión, pero es un buen indicador de lo que ha ocurrido en estas tres décadas de gobiernos alternantes de PP y PSOE».
¿Por qué elegir la tarifa como muestra?. Por ser el elemento del tributo que mejor define la progresividad. Los cambios en la base imponible, en las reducciones en la base imponible o deducciones en la cuota íntegra tienen también derivación en la justicia fiscal (por ejemplo la reducción por bajos rendimientos del trabajo introducida en 2002 se puede considerar más justa que la aportación a planes de pensiones).
Si acometes ese estudio y obtienes unas conclusiones diferentes a las de este artículo (pérdida de progresividad con el gobierno de PP y PSOE) me interesaría leerlo.
recortá
enero 11, 2012
Un apunte sobre la fiscalidad del ahorro, que algunos sugieren que debería ser mayor puesto que no se destina al consumo. Ciertamente, el ahorro no se destina al consumo inmediato pero sí al consumo a medio-largo plazo (adquirir una vivienda o reformarla, comprar un vehículo…). De otra manera, sin ahorro y consumiendo en el día a día, nos veríamos obligados a endeudarnos para sufragar gastos de mayor envergadura. Hay quien prefiere «consumir» a corto plazo y quien prefiere invertir en proyectos de vida (que también dan dinamismo a la economía) aun a costa de apretarse el cinturón durante un tiempo. Son distintas maneras de entender la vida.
Samuel García Arencibia
enero 11, 2012
Admito que tu razonamiento tiene sentido. Yo en mi vida soy muy prudente y ahorrador. No tengo inconveniente en admitir ese planteamiento de vida. Sin embargo, los ahorradores no debemos caer en una de las trampas del egoísmo: las sed insaciable de intereses, dividendos y otras formas de la renta del ahorro. Entiendo que el ahorrado no consienta que el patrimonio acumulado tal vez con una vida moderada no se devalúe por efecto de la inflación; incluso una pequeña retribución de quien reciba ese ahorro y saque algún partido de él. Lo que me parece ya una patología psicosocial es el ansia muy extendido de que esos ahorros produzcan con la mayor rentabilidad, porque la agregación de muchas pequeñas avaricias y de algunas grandes (la de Botín) crean ese monstruo financiero que devora todo cuanto le echan. Por eso los impuestos de patrimonio, de sucesiones y de rentas del ahorro son tan importantes; por eso, yo gravaría a las rentas del ahorro como mínimo igual que a las rentas del trabajo.
Salud.
zenter
junio 15, 2013
Bien, he de decir que como persona inteligente y de derechas, este tipo de artículos, o, mejor dicho, la ideología que se desprende de ellos, me produce náuseas. Parto de la idea de que la progresividad fiscal es un principio discriminatorio y confiscatorio que penaliza a quien tiene éxito en la vida y premia a los mamarrachos que no dan un palo al agua y su mayor aspiración es vivir de un buen subsidio social; en esa definición incluyo (como el autor incluye al PSOE en la derecha) a los funcionarios, que en este país han sido por definición producto del nepotismo, enchufismo y amiguismo, y desde la época socialista incluso por oposiciones amañadas.
El problema de este país es esa casta parasitaria de políticos, funcionarios y gentes de izquierda en general que consideran al Estado como la finalidad última de su existencia, bien para vivir de él, bien para robar a otros legalmente lo que ellos mismos no han sabido ganar en la vida con esfuerzo, tesón, ahorro y tradición familiar. Como es lógico, voy a dar por supuesto, desde mi ideología derechista, que el patrimonio y ganancias de la gente de bien son producto del talento para los negocios, de la herencia familiar o del trabajo constante y honrado de varias generaciones.
Esta estirpe de vividores del dinero ajeno, se ha inventado esa fórmula de la progresividad para aumentar aún más sus privilegios, bien para mantener sus sueldos, bien para incrementar los puestos de trabajos funcionariales para colocar a compañeros ideológicos y familiares. La muestra es que antiguamente, la de funcionario, era una profesión a la que se dedicaba quien no tenía otra cosa mejor que hacer, o, mejor dicho, quien no tenía donde caerse muerto. Los sueldos no eran ningún atractivo pero sí que fueran constantes. Esta realidad se ha ido transformando a lo largo de los años, producto de la ideología izquierdista, y ha resultado en unos sueldos superiores a la media que convierten al funcionario en un privilegiado social intocable, al que no se puede ni mencionar el quitarle una paga extra.
Nos reíamos de Grecia cuando se publicaban los datos de funcionarios per cápita y déficit público, y ha resultado que España no va mucho mejor. Ante el problema de que ya no hay una moneda propia que poder devaluar, la solución sería la reducción de precios y salarios, y quien mejor ejemplo tendría que dar es el Estado. Esta solución choca con unas normativas, unos convenios, y una complejidad regulatoria amañada por sindicatos y simpatizantes de éstos, que manipulan la opinión pública, lo que unido a la debilidad del gobierno impiden recuperar la competitividad del país en un mercado mundial, única salida a una crisis que se eternizará mientras queden 4 pisachos por vender.
La situación lamentable es que, con la mayoría absoluta que se le concedió para que metiera la tijera donde la tuviera que meter, Mariano Rajoy ha resultado un triste funcionario más de carrera, que no va a osar tocar los privilegios de sus compañeros de profesión; y que a pesar de la valiente medida de suprimir una paga extra (porque el Estado no podía pagar a tanto chorizo, aunque alguno haya bueno) ha cedido a las presiones y en lugar de seguir por esa vía, ha optado por aumentar la presión fiscal confiscatoria del Estado sobre los ciudadanos.
No le voté para eso, Sr. Rajoy, ni los simpatizantes del PP ni quienes no simpatizan con su partido le votaron para esto. Le votamos para que diera un puñetazo en la mesa, para que metiera mano a tanto chupón, mangante, chorizo autonómico, funcionario, político o mediopensionista, para que olvidando la demagogia izquierdista y la inacción de Zapatero, diera un impulso, una ilusión, una vuelta a la confianza en el país mediante medidas audaces, atrevidas, valientes; un recorte a tanta estructura parásita, que permitiera una rebaja general de impuestos, con una reducción de subsidios, o basando éstos unicamente en la disponibilidad presupuestaria a repartir entre los perceptores, pero no un importe fijo, que hace que quien lo percibe se plantee no trabajar por poco más que le ofrezcan.
Unas medidas rompedoras, un cambio de mentalidad, una revolución derechista que fuera el negativo del populismo chavista venezolano (que conduce a un país a la ruina pero mantiene a los miserables y al populacho contento a base de «mal de muchos…) que supusiera un revulsivo social, un fomento de la actividad economica a base de consumismo, confianza en el futuro y reducción de salarios públicos, impuestos y cotizaciones sociales que, bajo ese nombre, no hacen más que ocultar una sanidad deficitaria e ineficiente donde campan a sus anchas todas las hordas socialistas que han conseguido un puesto de trabajo durante estos años. Una eliminación de privilegios a los funcionarios, limitando y rebajando sus sueldos, sería la punta del iceberg de un paquete de medidas que deberían facilitar el emprendimiento y la actividad económica de los individuos, no favoreciendo el despido de las grandes empresas, único resultado de la reforma laboral, sino fomentando la reducción de cuotas a la Seguridad Social para los nuevos establecimientos de actividades económicas y contratación de parados y creación de nuevos puestos de trabajo.
Mediante una deflación controlada, abaratando en general todo un país encarecido por los sirvientes que se han hecho los amos, se recuperaría aquel escenario donde la peseta servía para devaluarla y favorecer la venta al exterior, y donde en vez de importar productos de fuera saldría más barato fabricarlos aquí, algo hoy imposible debido a la parálisis provocada por la hipertrofia laboral sindicalista.
Se ha demostrado, lamentablemente, lo que parecía imposible: que Mariano Rajoy fuera aún más inútil que Zapatero. Y mientras tanto, ante la miseria, resurgen un neocomunismo fascista que a lo único que aspira es a convertirnos a todos en funcionarios y, a este paso, a vivir de la cartilla de racionamiento. Qué pena de país.
Josechu
noviembre 26, 2015
Tú ni eres inteligente ni de derechas, eres un ser humano simple.
Juan Murillo Jimenez
abril 11, 2019
en que año se empezo a hacer la declaracion de la renta en españa